El Gobierno de Pedro Sánchez se juega hoy su futuro en la votación en la que el Congreso de los Diputados decidirá si acepta o no tramitar su proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019. Tras un bronco debate en la sesión de ayer, PP, Ciudadanos, Foro Asturias, Coalición Canaria, ERC y PDeCAT mantuvieron sus enmiendas a la totalidad de las cuentas, dejando ya casi sin esperanzas al Ejecutivo pese a los llamamientos que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, hizo ayer a la “responsabilidad” de los grupos para permitir que se discutan unas cuentas “buenas para los ciudadanos”.
“Todo indica que el independentismo votará en contra de unos Presupuestos buenos para Cataluña, y que la derecha votará en contra de unos Presupuestos sociales y buenos para España. Son unos y otros los que votan en contra para rechazar la recuperación de derechos que merece la ciudadanía. ¿No será que viven mejor en la confrontación?”, arrancó Montero, instando a unos y a otros a “aparcar la calculadora electoral”.
Montero lamentó que la coincidencia con el inicio del juicio del procés secesionista catalán pudiera “crispar” el debate de las cuentas públicas, pero advirtió a las fuerzas independentistas de que el Gobierno no puede aceptar el “chantaje” de condicionar su apoyo presupuestario a incluir la posibilidad de un referéndum de autodeterminación en el diálogo abierto sobre el conflicto catalán.
“No hay letra pequeña en estos Presupuestos Generales del Estado que pretenda contentar al independentismo o favorecer más a una comunidad que a otra. No hay nada que reciba Cataluña que no sea homologable a lo de Andalucía o Extremadura”, replicó, de otra parte, al ala derecha del hemiciclo que le acusa de hacer concesiones a la Generalitat.
El debate se agrió con fuerza cuando se convirtió en un pulso dialéctico entre Montero, que se entregó a fondo durante toda la sesión, y el líder del PP, Pablo Casado, que protagonizó las intervenciones más duras contra el Ejecutivo sin leer una sola línea.
“El Gobierno ha intentado quitarle la espada a la justicia para clavársela a la Constitución por la espalda”, arrancó Casado, cargando contra el diálogo abierto con el secesionismo. Acto seguido criticó el alza de impuestos, asegurando que castiga a las clases medias, y un aumento del gasto público que, teme, se acabaría superando. “Estos Presupuestos son los más nefastos de la historia de la Democracia. Afortunadamente ni ustedes tienen confianza en sacarlos adelante”, llegó a decir, reclamando “elecciones cuanto antes”, para dar paso a las soluciones económicas del PP.
“No se lo iba a decir, pero, ¿sabe dónde está el milagro económico del PP, señor Casado? En la cárcel”, replicó Montero en referencia a Rodrigo Rato, exvicepresidente económico del PP, que cumple condena por el caso de las tarjetas black. “Ustedes están pendientes de las banderas de los balcones, nosotros estamos pendientes de resolver la situación dentro de los hogares”, añadió, recordando a Casado que el “hachazo fiscal” que le achaca es un alza de impuestos a solo el 0,5% de las empresas y el 0,7% de contribuyentes del IRPF, las grandes corporaciones y rentas altas, mientras que la subida del diésel es inferior a la de todas las gasolinas que preveían PP y Cs para 2019.
“¿Y qué propuesta trae para Cataluña, una intervención permanente?”, preguntó la ministra. “No podemos pasar 40 años intentando integrar a aquellos que quieren romper España. Se acabó. La nación española ha dicho basta. El PP va a ser la contención al chantaje independentista y a la rendición socialista”, concluyó Casado.
“Toca hablar de los ciudadanos. Estos son malos Presupuestos para la economía española”, expuso el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, alegando que son poco fiables y pidiendo que Sánchez convoque elecciones hoy mismo si pierde la votación. Montero le afeó tener “ansia” por llegar a La Moncloa y dejarse llevar por Vox, con cuyo líder apareció en la “foto de la vergüenza” de la manifestación del domingo contra Sánchez. La ministra defendió que su previsión de ingresos es más fiable que la de las cuentas de 2018, pactadas por PP y Cs, que aspiraban a elevar un 6% los ingresos con un alza menor del PIB nominal y sin los nuevos impuestos con los que ella busca recaudar un 7,3% más (descontando el mes extra de IVA).
Por su parte, el diputado de ERC Joan Tardá admitió que solo la mitad de Cataluña quiere la independencia, pero aseveró que un 60% quiere un referéndum y pidió hablarlo al Gobierno, al que recordó que ha apoyado desde su investidura por su apuesta por el diálogo. “Tienen tiempo”, adujo el portavoz del PDeCAT, Ferran Bel, aseverando que su grupo retirará la enmienda si Sánchez acepta “hablar de todo”.
“Este Gobierno no puede ni quiere debatir extramuros de la Constitución española”, respondió Montero, que recordó que las cuentas inyectan 2.200 millones a Cataluña, 900 más que en 2018.
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