El rechazo a los presupuestos y la convocatoria de elecciones no resta interés al papel español. Al menos eso es lo que se desprende de la emisión sindicada a 15 años que ha realizado hoy el Tesoro. El organismo que dirige Carlos San Basilio vendió 5.000 millones en deuda con vencimiento en julio de 2035. La rentabilidad exigida es la más baja de la historia para esta referencia situándose en el 1,864%, lo que supone una reducción de 50 puntos básicos respecto a la anterior sindicación a 15 años efectuada en febrero de 2017. Los bonos ofrecen un cupón del 1,85%.
Pero el precio no fue el único récord que registró el Tesoro. También marcó máximos la demanda de deuda a 15 años, que superó los 43.600 millones. «Desde la creación de la moneda única ningún emisor soberano, subsoberano, supranacional o regional ha registrado un volumen similar de solicitudes para una emisión de estas características», señala la institución dependiente del ministerio de Economía. No obstante, la mayor demanda hasta la fecha se registró el pasado 22 de enero en la sindicada 10 años cuando las órdenes de compra se situaron en los 46.500 millones.
En la operación participaron 466 cuentas inversoras de muy alta calidad y muy diversificadas tanto por tipología de inversor como por zona geográfica. La participación de los no residentes alcanzó el 83,1% de la emisión. La mayor parte, el 20,7% fue a parar a mano de inversores de alemanes, austriacos y suizos. Le siguieron los franceses e italiano con el 19%, los de Reino Unido e Irlanda (18,7%), los países nórdicos (10%), otros países de la UE (6,8%). Cierran la lista los inversores de EE UU y Canadá (4,2%).
Por tipología de inversor, la mayor participación corrió a cargo de aseguradoras y fondos de pensiones (31,1%), seguidos por gestoras de fondos (30,2%), entidades bancarias (23,6%), fondos apalancados (6,7%) y bancos centrales e instituciones oficiales (3,4%).
Goldman Sachs, Barclays, Santander, HSBC, Morgan Stanley y Natwest Markets actuaron como entidades colocadoras. Coincidiendo con la emisión de este martes, la rentabilidad de la deuda española a diez años continúa la senda bajista y se sitúa ya en el 1,138%, mínimos del pasado octubre de 2016. En aquel momento la política monetaria de la zona euro distaba mucho de la existente en la actualidad. Aunque las condiciones siguen siendo muy acomodaticias, el BCE ha dejado de comprar deuda y ahora se limita a reinvertir los vencimientos, una estrategia que dista mucho de los 80.000 millones de deuda que adquiría Mario Draghi en octubre de 2016.
El buen comportamiento registrado por el bono español con vencimiento en 2029 se mantiene en línea con el resto de referencias de la zona euro. La excepción la marca, como no podía ser de otra forma Italia. Aunque la inestabilidad política parece que ha amainado, Roma continúa despertando recelos y eso que el pasado viernes Fitch decidió mantener estable su calificación que se sitúa en BBB. La rentabilidad de la deuda italiana a diez años cotiza en el 2,7%.
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