Expresidentes, exministros, ex secretarios de Estado o exalcaldes han encontrado en los bufetes una salida profesional para continuar con su trayectoria laboral una vez que deciden abandonar la política. «Todo aquel que abandona la política tiene derecho a rehacer su vida profesional». Son palabras del secretario general del PP, Teodoro García-Egea, que ayer no quiso entrar a valorar el fichaje de Soraya Sáenz de Santamaría por Cuatrecasas, aunque sí defendió que la exvicepresidenta del Gobierno se incorpore al sector privado.
Donde unos ven puertas giratorias y otros lo consideran una oportunidad profesional, lo cierto es que el salto de la política a los despachos de abogados es algo de lo más habitual. Incluso la propia Dolores de Cospedal, con quien Sáenz de Santamaría se enfrentó para liderar el PP, estuvo a punto de colocarse en la oficina de Madrid del bufete anglosajón Hogan Lovells, aunque finalmente las negociaciones no prosperaron. En el caso de la exvicepresidenta, solicitó a principios de febrero en la Oficina de Conflicto de Intereses el visto bueno para poder incorporarse a la empresa privada, informe favorable que fue emitido a principios de marzo. Además, Sáenz de Santamaría podrá seguir siendo consejera de Estado, cargo que es compatible con el de socia de Cuatrecasas.
El sector de los bufetes especializados en derecho de los negocios está repleto de casos similares. Uno de los fichajes más recientes fue el del exministro de Justicia Rafael Catalá por parte de Herbert Smith, aunque en este caso fue como miembro de su consejo asesor. En este mismo organismo se encuentra también Josep Piqué. El caso de Sáenz de Santamaría es diferente, ya que su incorporación conlleva una total implicación en el bufete, similar a la de otros exministros, como Francisco Caamaño, que es socio de CCS Abogados.
En otras situaciones, incluso se trata de socios fundadores que lideran sus propios despachos, como José María Michavila o Ángel Acebes, al frente de MAAbogados; o de Alberto Ruiz-Gallardón, que preside el bufete que lleva por nombre su apellido.
En cuanto a los que no son socios, pero forman parte del consejo asesor, uno de los casos más conocidos es el del expresidente José María Aznar, que estuvo primero en el órgano consultivo de DLA Piper a nivel mundial y ahora ocupa un cargo similar en Latham & Watkins, uno de los bufetes más grandes del mundo.
Y aunque el camino en la dirección contraria, es decir, desde el despacho a la esfera política, es una vía menos transitada, también se encuentran ejemplos en España. Es el caso de Adolfo Suárez Illana, que hasta octubre del año pasado ocupaba la presidencia internacional de Ontier. Sin embargo, decidió dejar este cargo para centrarse en su carrera política y asumir la presidencia de la Fundación Concordia y Libertad, creada por el Partido Popular.
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