A tan solo dos semanas del precipicio, el Parlamento británico respaldó este jueves que el Gobierno solicite a Bruselas una extensión del artículo 50 del Tratado de Lisboa, que fija el plazo de salida de Reino Unido de la UE, previsto inicialmente para el próximo 29 de marzo. Los Comunes descartaron, sin embargo, celebrar un segundo referéndum.
La Cámara aprobó por una mayoría de 50 votos (412 a favor y 202 en contra) la propuesta planteada por Theresa May, que supone aplazar tres meses el Brexit si el acuerdo de salida –rechazado ya en dos ocasiones– es aprobado finalmente la semana que viene. De lo contrario, el Gobierno tendrá que solicitar una extensión mucho más larga, que podría ser de hasta casi dos años, un escenario al que tienen pánico muchos euroescépticos, ya que podría acabar frustrando el Brexit.
A pesar de sacar el plan adelante, el cisma sigue presente entre la bancada tory: tan solo 112 conservadores respaldaron a May, frente a 188 que le dieron la espalda. Tras la votación, la Comisión Europea recordó que la prórroga necesitará del respaldo unánime de la UE para salir adelante.
El Ejecutivo británico pedirá una extensión hasta el 30 de junio solo si el Parlamento da luz verde al acuerdo el próximo miércoles, 20 de marzo. Este último intento –el tercero, tras dos sonados rechazos– se celebrará la víspera del Consejo Europeo de los días 21 y 22, una cita en la que los Veintisiete tendrán que decidir, una vez recibida la petición formal de Londres, si aceptan o no conceder la prórroga corta, que deberá estar suficientemente justificada. May explicó que se trataría de una “extensión técnica” para tener margen de trasponer toda la legislación necesaria para salida.
En caso de no sacar adelante el acuerdo, el Gobierno se vería entonces abocado a pedir una extensión mucho mayor (de hasta 21 meses), lo que obligaría a Reino Unido a participar en las elecciones europeas de finales de mayo. Una amenaza con la que May pretende presionar al ala más dura de su partido para que apoye su acuerdo, ya que muchos temen que una prórroga tan larga suavice el Brexit o, incluso, lo anule. El Ejecutivo, añadió que, si el texto es rechazado el miércoles próximo, los Comunes dispondrán de dos semanas, hasta mediados de abril, para consensuar una hoja de ruta que justifique ante Bruselas los siguientes pasos a seguir.
Antes de la votación del plan de May, el Parlamento tumbó las cuatro enmiendas presentadas, incluida la celebración de un segundo referéndum. Esta iniciativa, presentada por el recién creado Grupo Independiente, fue rechazada por un importante margen de 249 votos al no contar con el respaldo del Partido Laborista. La formación se abstuvo alegando que no era el momento para decidir sobre este tema, lo que le valió duras críticas de los escoceses del SNP. Tan solo 25 laboristas votaron a favor y 18, en contra, lo que demuestra la división del partido sobre esta cuestión.
No salió adelante, aunque por una estrechísima diferencia de dos votos, una enmienda que hubiera permitido al Parlamento tomar el control de las próximas iniciativas sobre el Brexit. Tampoco obtuvo el respaldo una iniciativa de los laboristas que pedía extender el plazo para tratar de lograr una mayoría parlamentaria capaz de respaldar el texto. La última moción, que instaba a May a no presentar por tercera vez su acuerdo en la Cámara fue retirada.
Horas antes, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, acudió una vez más en ayuda de la primera ministra británica al respaldar la posibilidad de una prórroga larga para que el país pueda dar un enfoque distinto al Brexit. “Durante mis consultas antes de la cumbre europea (de los próximos 21 y 22 de marzo), pediré a los Veintisiete que estén abiertos a una larga extensión si el Reino Unido encuentra necesario repensar su estrategia del Brexit y construir consenso sobre ello”, sostuvo Tusk.
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