Tras ocho años de caídas, el endeudamiento de los hogares volvió a repuntar ligeramente a finales del año pasado. En diciembre, los pasivos de las familias españolas alcanzaron los 781.700 millones de euros, un 0,9% más que en el mismo mes de 2017, según reflejan las Cuentas Financieras publicadas ayer por el Banco de España.
Con los bolsillos algo más llenos, las familias españolas aumentaron su consumo y se animaron a contraer más deudas. En efecto, el repunte del apalancamiento registrado en 2018 se produjo después de que un año antes la riqueza financiera neta de los españoles (los activos descontando las deudas) alcanzara máximos históricos, llegando hasta los 1,42 billones de euros.
En el ejercicio que se acaba de cerrar, la riqueza neta se situó en los 1,37 billones, casi un 3% menos, debido especialmente al fuerte descenso de la renta variable por la mala evolución, en el último tramo de 2018, de los mercados bursátiles. Se trata de la primera vez en diez años que los activos netos de las familias caen en España. De esta forma, la riqueza neta alcanzó el equivalente al 113,4% del PIB, 7,6 puntos porcentuales por debajo del ejercicio anterior.
Las dudas generadas por la guerra comercial entre Estados Unidos y China; la desaceleración económica de la zona euro provocada por el frenazo de Alemania y el pulso presupuestario entre la Comisión Europea y el Ejecutivo italiano; así como el acelerón de la Reserva Federal de Estados Unidos en el proceso de normalización monetaria –subida de tipos–, lastraron a las Bolsas. Así, el índice Ibex 35 se dejó un 15% el año pasado, mientras que el Eurostoxx 50 cedió un 14,4%.
El mayor endeudamiento de los hogares se explica por el repunte del crédito al consumo, algo sobre lo que el Banco de España viene avisando desde hace ya varios meses. Así, mientras que el importe de los préstamos a largo plazo –en su inmensa mayoría endeudamiento hipotecario– ha ido descendiendo paulatinamente desde 2010 (y un -0,45% el pasado año) por las amortizaciones de los mismos, los créditos a corto plazo (adquisición de coches, electrodomésticos, tecnología…), escalaron un 11,5% en 2018. Con todo, las hipotecas siguen representando el grueso de la deuda de las familias: suponen el 87% del total de los pasivos.
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