Esta es la principal conclusión de un estudio sobre Las finanzas autonómicas en 2018 y entre 2003 y 2018 elaborado por Ángel de la Fuente, experto en financiación autonómica de Fedea y el Instituto de Análisis Económico (CSIC). Según el análisis de tallado del último ejercicio presupuestario de las comunidades, estas presentan «una situación similar en muchos aspectos a la observada en 2003 pero también bastante más frágil ante un posible cambio de ciclo».
Esta fragilidad, radica según De la Fuente, en el elevado stock de deuda que han acumulado la mayor parte de las autonomías y el hecho de que la mejora del saldo presupuestario autonómico que se ha registrado en los últimos años «se apoya en factores anómalos y difícilmente sostenibles». Se refieren con ello a una inversión atípicamente baja y fuertes subvenciones a los intereses a través del Fondo de Liquidación Autonómica (FLA) y otros mecanismos estatales de liquidez.
Así, este trabajo alerta, por ejemplo, de que las partidas de inversión, aunque muestran síntomas de recuperación, «continúan en un nivel insosteniblemente bajo». Por ello, su elevación futura presionará al alza los déficits autonómicos de los próximos ejercicios.
Si bien, dicho esto, es cierto que se ha producido una normalización de las finanzas autonómicas, lo que ha supuesto un «alivio» tras los años de la crisis económica. Pero precisamente, esos ejercicios de recesión han dejado a las autonomías «en una situación bastante más frágil» que la de partida de este estudio (2003). Esto –advierte De la Fuente– que existe un margen de maniobra limitado si los síntomas de desaceleración que se observan en los últimos meses se confirman y acentúan en los próximos trimestres».
Para De la Fuente «quizás lo más preocupante a medio y largo plazo es que la deuda autonómica, medida en relación con la renta nacional, se ha multiplicado por cinco en menos de una década». Aunque en los últimos años de recuperación se ha estabilizado en el entorno del 25%.
Los datos que utiliza este experto provienen de las cuentas regionales que elabora la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) de 2019 y en particular de las series desagregadas por comunidades autónomas que publica este organismo. La elección del año 2003 para hacer el balance obedece a que fue el primer año en el que todas las comunidades fueron responsables de la gestión de la sanidad durante un ejercicio concreto. Y, posteriormente, no ha habido grandes traspasos de competencias que hayan condicionado la financiación.
Las cuentas públicas han mejorado sus resultados respecto al año anterior en todas las comunidades autónomas, salvo en el País Vasco, Baleares, Navarra y la Comunidad Valenciana. Además, trece de ellas cumplieron el objetivo de déficit y dos más se quedaron a solo unas centésimas de hacerlo, dejando solo a la Comunidad Valenciana y Murcia con déficits muy superiores al objetivo.
En términos generales, la mejora del saldo presupuestario proviene en primer lugar del fuerte crecimiento de los ingresos con la recuperación económica, pero hay también una contribución significativa de las partidas de gasto, que crecen a un ritmo inferior al PIB y por lo tanto pierden peso en este agregado, según Fedea.
En cuanto a su endeudamiento, entre 2003 y 2018 todas las autonomías han incrementado su deuda, en especial durante la crisis económica, pero hoy en día se mantienen grandes diferencias entre ellas. Así, las regiones menos endeudadas respecto a su PIB son Madrid, Canarias, Navarra y País Vasco. Mientras que la más endeudada es, con diferencia, la Comunidad Valenciana, cuya deuda se sitúa «por encima de un preocupante 40%», advierte este experto.
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