La pérdida de la fuerza sindical tiene su máxima expresión en el estancamiento del número de delegados que representan a los trabajadores españoles. A pesar de la clara recuperación del empleo que se está produciendo desde 2014 –primer año en el que se crearon puestos de trabajo en términos netos desde el inicio de la crisis en 2008– el número de delegados sindicales en España ha tenido una evolución prácticamente plana e incluso con leves pérdidas de representatividad en los últimos años.
Así, mientras el número de asalariados ha crecido por encima del 3% anual desde el 2015, las cifras de delegados sindicales que certifica el Ministerio de Trabajo indican que han pasado del máximo de 312.017 que había en 2007 –cuando se produjo el máximo nivel de ocupados en España– a los actuales 268.247 registrados ayer mismo en el cómputo dinámico facilitado por dicho departamento del Gobierno. De esta forma, el número de delegados a fecha de hoy sigue en niveles muy parecidos desde los últimos tres o cuatro años.
Esta evolución de los datos pone de manifiesto, entre otras cosas, que los sindicatos no convencen a los nuevos asalariados que han surgido durante la recuperación. Algo que fuentes sindicales atribuyen a la alta precariedad de los nuevos ocupados y, sobre todo, a su elevada rotación entre el empleo y el paro. Aunque esta interpretación choca con los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de este año indicaban que en los últimos doce meses el 80% de los 565.500 nuevos asalariados ocuparon un empleo indefinido.
Los sindicatos más representativos CC OO y UGT han sido, además, los más perjudicados. Antes de la crisis económica, en 2007, el 76% de los delegados sindicales que había ese año en España pertenecían a uno de estos dos sindicatos de clase. Sin embargo, el peso de UGT y CC OO en el conjunto de los delegados que hay en la actualidad ha bajado al 68%.
Esta pérdida ha ido en favor de otros sindicatos y organizaciones de trabajadores –existen alrededor de 150 en toda España según las cifras oficiales de Trabajo– que suman alrededor de 86.581 delegados a fecha de hoy. Esto supone que casi uno de cada tres representantes sindicales pertenece hoy a una central que no es CC OO ni UGT.
Ninguna de estas dos organizaciones ha recuperado tampoco los afiliados que perdió durante la crisis. Desde el entorno de los 1,2 millones que llegaron a alcanzar ambos entre 2008 y 2010, CC OO contaba a finales de 2018 con 934.809 afiliados y UGT, 941.485. Aunque hay que precisar que estas cifras de afiliación son difícilmente comprobables ya que solo los sindicatos las manejan sin ningún tipo de auditoría.
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