Las grandes empresas del Ibex aceleraron la repatriación de dividendos de sus filiales extranjeras el año pasado. Trataban de escapar de la subida fiscal que planeaba el Gobierno de Pedro Sánchez en los Presupuestos de 2019, que finalmente no salieron adelante. Aunque el endurecimiento del impuesto de sociedades no llegará hasta 2020, las corporaciones españolas diseñaron sus estrategias para evitar un gran golpe tributario. Para ello, aumentaron hasta un 37,4% el pago fraccionado del impuesto de sociedades de 2018, cuando aún no se aplicaba la subida. Las cifras de Comercio Exterior también muestran el salto de los dividendos de las filiales exteriores a sus matrices españolas.
Una de las medidas estrella del Gobierno socialista de Sánchez consiste en que las grandes empresas aporten más a las arcas públicas. Para ello pretende fijar una tributación mínima del 15% para los grupos consolidados que tengan una facturación mínima de 20 millones. Junto a esto, el Ejecutivo también quiere limitar las exenciones sobre los dividendos de las filiales en el exterior al bajarlas del 100% al 95%. Esta figura pretendía evitar la doble imposición sobre los beneficios de las delegaciones de las empresas españolas en el extranjero.
En la práctica, esto supone un nuevo gravamen del 5% para las plusvalías o dividendos de filiales extranjeras. Para ilustrar la potencia de la medida basta unos datos: Las empresas declararon unos resultados contables de 198.382 millones de euros en 2016, último año con cifras detalladas disponibles. Esos resultados disminuyeron en 105.623 millones a efectos tributarios por la exención de la doble imposición. Tras aplicar otros beneficios fiscales, la base imponible —sobre la que se aplica el tipo nominal del 25%— se redujo a 94.563 millones.
Algunas empresas, pensando que tendrían que empezar a tributar por los dividendos de sus filiales a partir de 2019 comenzaron a repatriar beneficios de sus divisiones extranjeras, tal y como adelantó La Información. Así se refleja en el segundo pago fraccionado a cuenta del impuesto de sociedades, que las empresas deben abonar en octubre. Esa retención se calcula sobre el resultado contable, lo que excluye casi toda la madeja de bonificaciones y deducciones que más adelante cuando presenten la declaración sí podrán aplicarse las empresas.
Pues bien, este segundo pago fraccionado creció en los grupos consolidados un 37,4% durante el año pasado. «El crecimiento fue muy elevado, más aún si se compara con el flojo resultado del primer pago», señala la Agencia Tributaria en uno de sus informes estadísticos. «La mayor parte del incremento (cerca de 2.100 millones de los 2.563 millones en que aumentan los pagos) se debe a tan solo cinco grandes grupos consolidados que en el primer pago declararon beneficios inferiores a los del año anterior y que en el segundo declararon beneficios que suponían más del doble que en el mismo período de 2017», añade la Agencia.
En total las empresas abonaron al fisco 23.958 millones en anticipos a cuenta del impuesto de sociedades, de los cuales 13.509 millones procedían de los grupos consolidados, la mayor parte de las empresas del Ibex 35. El Banco de España llegó a advertir sobre el cambio en la planificación tributaria de grandes empresas españolas tras el anuncio de subidas de impuestos por parte del Gobierno.
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