El Fondo Monetario Internacional (FMI) se ha metido de lleno en el terreno de los supervisores bancarios en su último Informe de Estabilidad Financiera. Las autoridades de los distintos países tienen armas a su alcance para frenar amenazas para el sector, y para todo el globo por extensión, pero no las están utilizando, así que el organismo presidido por Christine Lagarde insta a que lo hagan antes de que sea demasiado tarde. Para ello quiere imponer un colchón de capital anticíclico.
Este escudo extra de solvencia para los bancos se cosecha en tiempos de bonanza, cuando las condiciones de financiación son buenas y el crédito se recalienta, para ser utilizado cuando llegan las vacas flacas y todo el arsenal acumulado en el granero es poco. Además, contener los préstamos bancarios en momentos álgidos es una manera de ir en contra del ciclo y de ayudar a que los riesgos de la expansión crediticia sean menores.
Hay países que ya han visto las orejas al lobo. Sin ir más lejos, Francia ha decidido establecer un colchón anticíclico del 0,25% a sus bancos a partir de julio y subirlo al 0,5% el año que viene. Islandia, Noruega o Suecia ya lo tienen, y Dinamarca, Irlanda y Luxemburgo han aprobado, al igual que Francia, aplicarlo desde este ejercicio.
En España la tasa es del 0%. Trimestre tras trimestre, el Banco de España se ha reafirmado en los últimos años en su análisis de que la evolución del crédito en España con respecto al PIB no representa un peligro. Italia, Alemania o Grecia están en la misma línea.
El FMI disiente. El informe no da nombres concretos de países, pero apunta específicamente que la zona euro es una de las áreas del mundo donde la deuda corporativa está presentando su peor perfil. En estos momentos, la mitad del endeudamiento corporativo europeo está en manos de compañías que están catalogadas como de alto o elevado endeudamiento, pero también algunos Estados, sectores y los hogares de ciertos países están en zona peligrosa.
A eso se une que el incremento de las ganancias empresariales globales «probablemente ha alcanzado su pico», dice el FMI, y que hay amenazas de freno en el crecimiento mundial. «Las políticas macroprudenciales deberían ser usadas de forma más proactiva para impactar en las condiciones financieras allí donde las vulnerabilidades son elevadas y crecientes», añade el informe.
El colchón anticíclico es el arma preventiva perfecta, según el FMI. «Varios países lo han incorporado o ampliado», señala, «pero hay más naciones que pueden beneficiarse de usarlo activamente para incrementar la resistencia de sus sistemas financieros y para enfriar el crecimiento del crédito», añade.
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