Programador de smart contracts, asesor de criptomonedas o experto en derechos de autor de objetos impresos en 3D. Quizá suene futurista, pero estas tres son algunas de las nuevas funciones que, antes de lo que se cree, tendrán que asumir los abogados y, por tanto, que surtirán de negocio a los bufetes. Así lo revela el informe Abogacía Futura 2020: áreas de negocio emergente, elaborado por el Consejo General de la Abogacía Española (CGAE).
El informe, que ha sido presentado en el XII Congreso Nacional de la Abogacía en Valladolid, explora el impacto que están teniendo en el sector jurídico los avances científicos más disruptivos. Para ello, identifica seis ejes tecnológicos principales: blockchain, impresión 3D, realidad virtual y aumentada, inteligencia artificial (IA), objetos conectados (internet of things) e innovaciones médicas.
En el ámbito del blockchain, el impacto es significativo. Esta tecnología, que se basa en un hilo de información estructurada en bloques enlazados y cifrados unos con otros, aporta un plus de protección, seguridad y privacidad a los procesos y transacciones, convirtiéndose en una atractiva oportunidad de negocio. No obstante, el estudio señala que todavía no existe una certeza sobre dónde se dirige esta tecnología y qué tipo de aplicaciones surgirán de la misma. Lo que sí está claro es que, de sus aplicaciones, hay una que va a generar un profundo impacto en el sector legal: los smart contracts.
Como su propio nombre indica, un contrato inteligente es un registro informático digital entre dos o más partes que facilita el cumplimiento un acuerdo de manera automática. Es el propio sistema el que identifica de forma autónoma si se han cumplido las condiciones acordadas por las partes. No necesita por tanto un tercero que lo verifique, agilizando de manera significativa el proceso.
El uso de este sistema es ya una realidad en sectores como el energético, la banca, telecomunicaciones o seguros. Concretamente, la compañía Fizzy Axa, especializada en seguros de vuelo, ofrece un servicio por el cual el cliente introduce el número de vuelo y la plataforma verifica si se ha producido un retraso de más de dos horas. De ser así, abona el importe de la compensación automáticamente, sin que el pasajero tenga que proceder al engorroso trámite de reclamar.
En este sentido, el informe revela la aparición de nuevas prácticas como asesor o programador de smart contracts, en las que los abogados podrán elaborar plantillas de contratos inteligentes de, por ejemplo, compraventa o de alquiler. Asimismo, los colegios de abogados podrían ofrecer un servicio de certificación por el que se garantice que los contratos son ajustados a derecho, otorgando “sellos de calidad”.
Por otro lado, las criptomonedas, divisas basadas en la metodología blockchain, también ofrecen una oportunidad a las firmas, que podrán asesorar sobre su uso a los clientes. Además, el informe sugiere que, en determinadas circunstancias, los bufetes con clientes internacionales pueden admitir esta moneda para el cobro de sus servicios.
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