El mercado lleva semanas marcando el paso a lo que el BCE deberá decidir en su reunión de mañana. Los inversores se están refugiando en masa en la renta fija soberana, anticipando que la política tanto de la Fed como del BCE va a seguir siendo acomodaticia largo tiempo y que incluso los tipos serán más bajos que los actuales. También en la zona euro: la probabilidad de una rebaja en la reunión del BCE de finales de año ha subido en el último mes del 11% al 38%, según indican los futuros. Y el contexto empuja de hecho a Mario Draghi a insistir en su política de estímulos monetarios y hasta a ir más allá, anunciando un nuevo retraso en la fecha para una posible primera subida de tipos de interés en la zona euro.
No en vano, desde que Draghi diera un golpe sobre la mesa el pasado marzo al anunciar un recorte en la previsión de crecimiento económico, una nueva ronda de liquidez masiva para la banca y el retraso del momento para una subida de tipos a al menos final de año, la situación económica y financiera en la zona euro se ha deteriorado.
El PIB del primer trimestre sí fue mejor de lo esperado, con un alza del 1,2%, pero los expertos descartan que ese ritmo vaya a prolongarse en el segundo trimestre, al tiempo que la tensión comercial entre EE UU y China se ha recrudecido de forma inesperada –haciendo muy poco probable un acuerdo en la próxima cumbre del G20 de finales de junio– y mientras aún está por ver cuál será la decisión final de Trump sobre los aranceles a la industria del automóvil europea.
Por lo pronto, la actividad manufacturera en la zona euro se ha deteriorado en mayo y muestra la mayor destrucción de empleo en más de cuatro años. Y la inflación, el gran caballo de batalla de la política monetaria del BCE, sigue sin repuntar a pesar de lo avanzado del ciclo económico y de la lluvia de estímulos monetarios.
En el mes de mayo, los precios crecieron en la zona euro el 1,2% interanual, frente al 1,7% de abril –cuando se vieron impulsados por el efecto de la Semana santa– y la inflación subyacente quedó en el 0,8%, desde el 1,3% del mes anterior. De hecho, las expectativas de inflación a 5 años dentro de 5 años –una referencia clave para el BCE– han caído desde el 1,5% a mediados de marzo hasta el 1,3%.
Ante semejante contexto, al mercado no le cabe duda de que el tono de Mario Draghi de mañana será inevitablemente acomodaticio, con la posibilidad de que lo sea aún más que en marzo. En Goldman Sachs creen que el BCE volverá a modificar su hoja de ruta para retrasar a marzo de 2020 la primera subida de tipos tras la crisis, una fecha por la que ya se inclinaron algunos miembros del consejo de gobierno del BCE en marzo pasado.
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