El Índice de Precios del Trabajo (IPT) publicado, que se calcula desde 2009, elimina lo que se denomina el «efecto composición», lo que quiere decir que analiza la evolución del salario de un mismo trabajador de un año para otro, independientemente de la estructura del empleo en las empresas o en los sectores. Así, las cifras de la Encuesta de Estructura Salarial hacen una media con todos los salarios y los dividen entre los trabajadores y las horas que se trabajan, por lo que si en una empresa o en un sector entran muchos directivos el sueldo medio subiría y, al contrario. El IPT –que se calcula con una ‘cesta’ de salarios similar a la que mide los precios con el IPC– elimina estos efectos.
La caída del 0,5% de los precios del trabajo en 2017 suponen una mejora de ocho décimas respecto al descenso del 1,3% registrado en 2016. Desde que se inició la recuperación en el empleo en 2014, este indicador solo ha sido positivo ese año, cuando creció un 0,8% y en 2015, con un avance del 0,7%.
Otro dato significativo que se desprende de este índice es que mientras que los salarios habrían caído un 1% entre los hombres, subieron dos décimas (0,2%) entre las mujeres en 2017. Las trabajadoras experimentaron así un fuerte repunte desde una caída del 2,2% experimentada en 2016. Mientras que los trabajadores masculinos acrecentaron su descenso desde el -0,7% al citado -1%.
No obstante, el comportamiento de los precios del trabajo fue muy diferente según los sectores de actividad. Así, mientras que los profesionales del sector del suministro energético vieron caer sus salarios un 4% de media, los empleados en el comercio y la hostelería aumentaron sus retribuciones un 1,8% y un 1,5%, respectivamente. También crecieron los sueldos, aunque en menor medida, en la industria manufacturera (0,2%) o en la construcción (0,2%).
Asimismo, las diferencias afectaron al tipo y escalafón de la ocupación: los directores y gerentes fueron los que vieron subir más sus retribuciones (un 1,1%) mientras que los técnicos y profesionales científicos e intelectuales fueron los que registraron una mayor caída salarial, ganando un 2,5% menos que el año anterior.
También los asalariados de pequeñas empresas de hasta 49 trabajadores fueron los únicos que registraron una leve alza salarial, del 0,1%, el resto que trabajan en empresas de mayor tamaño experimentaron todos caídas en sus retribuciones, siendo la más elevada la de los que trabajan en grandes compañías de más de 200 trabajadores (-1%).
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