Trump podría estar poniendo en marcha un nuevo plan para imponer aranceles, esta vez a las importaciones francesas. El presidente estadounidense habría encargado una investigación sobre los planes franceses para imponer un impuesto a las tecnológicas con el objetivo de averiguar si este proyecto afectaría a las empresas estadounidenses, según publica Bloomberg.
El representante de comercio de EE UU, Robert Lighthizer, dispondría de hasta un año para llevar a cabo este estudio, llamado investigación 301 –el mismo nombre que se dio a la llevada a cabo en China y que resultó en la imposición de aranceles a las importaciones de este país alegando el robo de propiedad intelectual–. Pasado este periodo, Lighthizer propondrá medidas para llevar a cabo.
EE UU ha presionado a los países europeos para que detengan la imposición de impuestos a los ingresos de las compañías estadounidenses como Facebook y Alphabet, la conocida como tasa Google. Lighthizer explicó a los legisladores estadounidenses en un encuentro el pasado mes de junio que el impulso de una tasa digital en Europa afectaría injustamente al negocio de las empresas de EE UU. «Creo que es un impuesto que está dirigido a afectar desproporcionadamente a las firmas estadounidenses», afirmó durante una reunión el 19 de junio. «Estados Unidos tienen que tomar fuertes medidas», subrayó.
La propuesta de Francia de tasar con un impuesto del 3% los ingresos de las compañías cuya facturación mundial alcance los 750 millones de euros y en Francia, los 25 millones. La Asamblea Nacional del país adoptó esta medida la semana pasada y el Senado francés la votará a lo largo de este jueves. Otros países europeos, entre ellos España, han empezado a plantear este tipo de impuestos a nivel nacional después de que la Unión Europea no consiguiera llegar a un acuerdo para plantear una normativa comunitaria en este sentido.
El ministro de economía francés, Bruno Le Maire, ha afirmado que Francia no es el único país que está avanzando en la creación de un impuesto de este tipo. Asimismo, aseguró que cualquier amenaza estadounidense no servirá de nada. No obstante, además de afectar a las firmas de EE UU, este impuesto también repercutiría en los ingresos de compañías procedentes de China, Alemania, España o Reino Unido, así como firmas francesas que han sido adquiridas por empresas extranjeras.
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