Las salarios toman impulso en toda la eurozona. Y el BCE prevé que esta tendencia continúe en los próximos años. “Si observamos las señales económicas, vemos que la actividad se está ralentizando. Pero también vemos aumentos salariales significativos y una creación de empleo importante a ambos lados del Atlántico”, aseguraba la semana pasada el gobernador del Banco Central de Francia, François Villeroy de Galhau. Una afirmación que muchos economistas llevaban tiempo queriendo oír. Porque tras la recuperación que siguió a la crisis de 2008, los analistas se preguntaban por qué la mejoría del mercado laboral no iba acompañada de alzas salariales importantes.
La tendencia ha empezado a romperse. Acostumbrados a que el incremento medio de la remuneración por asalariado en la eurozona rondara el 1,5% los últimos años, en 2018 llegó al 2,2%. Y el Banco Central Europeo (BCE) prevé que este porcentaje crezca hasta el 2,5% en 2020 y 2021. “Si miramos al futuro, los convenios recientemente firmados y las alzas salariales en distintos países y sectores confirman nuestra previsión de que va la remuneración de los empleados va a seguir creciendo próximamente”, escribían en un artículo reciente los economistas del BCE Gerrit Koester y Justine Guillochon.
Los datos son positivos, pero no espectaculares por dos motivos. En primer lugar, porque la tendencia varía mucho según sectores y países. Mientras algunas zonas del norte de Europa llevan años batiendo récords de empleo y afrontando cada vez mayores dificultades para cubrir ciertas vacantes —factores que permiten a los trabajadores exigir mejoras en sus nóminas—, los niveles de desempleo en países como España o Grecia siguen siendo inaceptablemente altos. Esto se refleja en que el salario medio de un trabajador alemán creció el año pasado más del 3%, en España el incremento fue de en torno al 1,2%.
Y, en segundo lugar, porque, aunque crezcan los salarios, la parte del pastel de la riqueza que se quedan los trabajadores está aún lejos de la que tenían hace una década. “No se han revertido ni de lejos los niveles de reparto que había antes de la crisis. Y es dudoso que vayamos a volver a esos niveles”, asegura Marcel Jansen, investigador de Fedea.
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