Según un informe de Asempleo, con datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de 2019, en España un 14,9% de los trabajadores lo hacen a tiempo parcial, unos 2,9 millones, y de ellos, 1,5 millones quieren una jornada con más horas.
La tasa de parcialidad involuntaria se sitúa en el 7,7%, frente al máximo del 10,4% que llegó a marcar en el segundo trimestre de 2014.
Frente a esto, el desempleo se ha reducido en 12,2 puntos en este mismo periodo, lo que parece indicar que la parcialidad es «menos volátil» que el paro durante los cambios del ciclo económico.
«Todavía queda mucho camino por recorrer para corregir situaciones subóptimas en el mercado de trabajo español», señala el presidente de Asempleo, Andreu Cruañas.
La parcialidad involuntaria, explica, es una forma de empleo «que no cubre las necesidades y aspiraciones del trabajador y que se ceba con los colectivos más vulnerables del mercado».
Las mujeres, los jóvenes y los trabajadores de profesiones básicas son los colectivos más vulnerables a estas jornadas parciales no deseadas, lo que les coloca como los grupos más afectados por la precariedad del mercado laboral.
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