La llegada de Boris Johnson a Downing Street ha obligado a Bruselas a revisar su estrategia para gestionar la salida del Reino Unido de la Unión Europea. El club comunitario, con la excepción casi única de Francia, apostaba hasta ahora por la prolongación del proceso a la espera de que Reino Unido zanjase su profunda división política. Pero la llegada del nuevo líder conservador ha disparado la probabilidad de que el Brexit se consume sin acuerdo el próximo 31 de octubre.
La UE insiste en que está preparada para ese escenario no deseado. Pero fuentes diplomáticas reconocen que el calendario no favorece a la Unión, que a finales de octubre estará en pleno relevo institucional. Las mismas fuentes apuntan a la hipótesis de una prórroga técnica, que permita a Johnson cumplir su promesa de abandonar la UE aunque sea de manera brutal pero unas semanas después del 1 de noviembre.
La oferta de ese breve período transitorio todavía no es oficial. Pero sobrevuela en las reuniones de los diplomáticos de los 27 socios de la UE, según reconocen fuentes comunitarias. El plan podría dar la impresión de que Bruselas teme más que Londres el impacto de un Brexit brutal. Pero las fuentes consultadas aseguran que se trata de todo lo contrario.
“El objetivo es demostrar que aceptamos el órdago de la salida sin acuerdo pero que su ejecución requiere de unos últimos preparativos en beneficio de las dos partes”, apuntan esas fuentes. El pequeño parón técnico sería compatible con un posible adelanto de elecciones en Reino Unido, un desenlace que Bruselas considera muy probable si el Parlamento británico se niega a secundar los planes rupturistas de Johnson y fuerza una moción de censura contra su Gobierno.
(El País, 29-07-2019)
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