La economía española continúa emitiendo señales de relativo agotamiento. El PIB del país moderó su crecimiento al 0,5% en el segundo trimestre del año, frente al 0,7% que había avanzado en los tres primeros meses de 2019, según los datos de Contabilidad Nacional publicados este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La cifra se queda por debajo de la previsión adelantada por el Banco de España, que estimó un avance del 0,6% entre abril y junio, y supone la cota más baja alcanzada desde el tercer trimestre de 2018. Como consecuencia el crecimiento interanual del PIB se sitúa en el 2,3%, frente al 2,4% que marcaba a cierre del primer trimestre del año, ahondando en la senda descendiente de los últimos años tras marcar un alza del 4,1% en 2015 que fue ralentizándose al 3,1% en 2017.
La evolución registrada por la economía española en lo que va de año viene determinada por un doble cambio de tendencia. De un lado, la contribución de la demanda externa ha consolidado su aportación en positivo durante el segundo trimestre, con un avance del 0,7%, frente al 0,2% de los primeros tres meses del año o el retroceso del 0,7% que llegó a marcar durante el año pasado como consecuencia de la debilidad del resto de plazas europeas. Esta mejora, sin embargo, no ha logrado compensar el descenso de la demanda nacional, que creció un 1,6% entre abril y junio, frente al 3,3% que aportaba en el mismo periodo de 2018.
Aunque el gasto en consumo final y la demanda de los hogares experimenta crecimientos superiores a los del primer trimestre, el gasto de las administraciones públicas y la inversión pierden fuelle en un periodo marcado por la parálisis gubernamental que rodeó a las elecciones generales del 28 de abril y las autonómicas y locales de 26 de mayo. A su vez, el deflactor implícito del PIB aumentó un 1% interanual y una frente al trimestre anterior mientras que el PIB a precios corrientes crece a una tasa interanual del 3,3%, la misma que entre enero y marzo.
En todo caso, conviene enmarcar la desaceleración de la economía española en un contexto de claro freno del crecimiento europeo. Según las estimaciones publicadas este miércoles por la oficina comunitaria de estadística Eurostat, la economía de la zona euro rebajó a la mitad su crecimiento en el segundo trimestre del año hasta el 0,2%. En comparativa anual, el avance del PIB de la moneda común se rebaja una décima, hasta el 1,1%, su menor ritmo desde el último trimestre de 2013.
Tomando el conjunto de países de la Unión Europea, el crecimiento fue también del 0,2% en el segundo trimestre, si bien el descenso frente al primer trimestre es aún superior, de tres décimas. En términos interanuales, el avance fue del 1,3%, también su peor marca en seis años.
Pese a la superioridad de la economía española, conviene recordar que las expectativas de las instituciones internacionales apuntan a un rebote del crecimiento comunitario en 2020 pero consideran que el PIB de España continuará desacelerándose. El último análisis del Fondo Monetario Internacional preveía un alza del 2,3% para este año y del 1,9% el próximo ejercicio en el caso de España, mientras que para la zona euro augura un 1,3% en 2019 que pasaría al 1,6% en 2020.
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