La corbata y los tacones están en retroceso en el sector legal. La tradicional imagen del abogado o la socia enfundados en un elegante traje de chaqueta que reflejan series como The Good Wife o Suits ha quedado relegada a un segundo plano, siendo sustituida por un estilo más desenfadado e informal que se adapta a las nuevas tendencias sociales y en el propio ámbito legal. De acuerdo con una encuesta elaborada en 2015 por la consultora estadounidense The Remsen Group, tan solo un 23% de los abogados usan traje a diario, mientras que más de la mitad (56%) afirman disfrutar de una mayor flexibilidad en su atuendo. Además, siete de cada diez consideraron que en los últimos cinco años la vestimenta había virado a un estilo más casual.
Esta inclinación por la informalidad no solo está presente en las grandes firmas anglosajonas (las pioneras), sino que se trata de una tendencia que se está instaurando paulatinamente en los despachos nacionales. Así, son cada vez más los que han instaurado el código smart casual durante todo el año. Este estilo se resume en una indumentaria “arreglada pero informal”, alejada de la sobriedad del traje. Algunos de los bufetes que revelan que han integrado este modelo son Allen & Overy, Linklaters y Ecija.
En este sentido, los despachos anglosajones y, en concreto, los estadounidenses, están a la cabeza. Así, la firma Dechert presentó el pasado marzo su nuevo código de vestimenta que, entre otras cosas, permitía a sus letrados llevar pantalones vaqueros diariamente a la oficina. “Con esto, buscamos hacer la vida de nuestros abogados más fácil, hacerles sentir más cómodos, innovadores y promover el talento”, explicó Alison Bernard, directora del área de talento de la firma. No obstante, y como aclaran desde el bufete, en el caso de reuniones con clientes o tener que acudir ante un tribunal, se deben respetar los estándares de estilo y seriedad.
Un criterio similar sigue varios despachos españoles que, a pesar de contar con cierta flexibilidad en la vestimenta del día a día, incluyen directrices en las que se exige traje y corbata, o el equivalente para las mujeres, en el caso de tener reuniones o meetings con clientes, con el objetivo de proyectar una imagen profesional y formal.
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