La reacción a los aranceles impuestos por Estados Unidos a productos europeos por valor de 7.500 millones de dólares no se hizo esperar por parte de las autoridades comunitarias y estatales y de los empresarios afectados. Desde la Comisión Europea se alentó ayer a la búsqueda de un acuerdo comercial que disipe los aranceles a un listado de productos que por ahora es provisional y que puede ser modificado hasta el próximo 14 de octubre. Con todo, admitió que las decisiones de la Administración Trump «hacen que los esfuerzos» para hallar ese acuerdo sean «más complicados».
Pese a los esfuerzos realizados en los últimos meses por tratar de alcanzar un acuerdo entre EE UU y Europa ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por las ilegalidades en las subvenciones europeas recibidas por Airbus, y las supuestas ayudas estadounidenses recibidas por Boeing, el portavoz comunitario reconoció ayer que «si EE UU impone contramedidas, estará empujando a la UE a una situación en la que tendremos que hacer lo mismo». Advirtió además que, en primer lugar, las tasas tendrán un impacto negativo en los consumidores y empresas estadounidenses.
En España, la secretaria de Estado de Comercio en funciones, Xiana Méndez, abogó por alcanzar una solución pactada, dado que, aseveró, «siempre hemos pensado que la mejor solución y vía de actuación era sentarnos a negociar y acordar con Estados Unidos la mejor manera de poner las bases de un nuevo régimen de ayudas a la industria aeronáutica».
Mayor malestar se reflejó entre los empresarios. La patronal CEOE instó tanto al Ejecutivo nacional como a las autoridades europeas a mostrar «la máxima colaboración y esfuerzo» para evitar la aplicación de estos aranceles a partir del 18 de octubre. Los empresarios advirtieron del efecto que tendría para los productos españoles, en especial para la industria agroalimentaria y recordaron que las exportaciones a EE UU de productos agroalimentarios se acercan cada año a los 2.000 millones de euros.
El Club de Exportadores alertó, por su parte, del daño que provocarían los aranceles al crecimiento económico global en un momento de desaceleración. «Estamos en un contexto de fuerte incertidumbre económica en el mundo, con una guerra comercial abierta con China. Seguir adelante con estos gravámenes sería echar leña al fuego en un momento especialmente complejo desde el punto de vista económico a escala global», aseguró ayer Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores. Una línea a la que se sumó la patronal italiana, desde la que su presidente, Vincenzo Boccia, alertó del peligro de que tanto Italia como la Unión Europea entren en recesión por ello.
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