La semana arranca, curiosamente, con la celebración del Día de la Educación Financiera. Su objetivo es que la sociedad tome conciencia de la importancia de la cultura financiera. La ministra de Economía, Nadia Calviño; el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, y la vicepresidenta de la CNMV, Ana María Martínez-Pina, serán los encargados hoy de intentar concienciar a la sociedad de la necesidad de que todos los españoles adquieran un nivel de cultura financiera en las distintas etapas de su vida.
A todo ello se suma la futura decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre el controvertido índice hipotecario IRPH, que se espera para los próximos meses. Todo un elenco de acontecimientos que minan la reputación de la banca, y que lleva al banquillo a una parte sustancial de los presidentes del sector financiero de una de las épocas más convulsas del sistema bancario español.
Ante la mala imagen de la banca, que no logra levantar cabeza, las patronales del sistema, la AEB y la CECA, incluso de las cooperativas de crédito, la Unacc, han elaborado una estrategia para la gestión reputacional del sector. Han identificado, según ha podido saber este periódico, nueve grandes problemas que deben ser abordados por la banca para intentar poner fin a su pésima reputación-
Las patronales consideran que hay una ausencia de relato conjunto de la banca, como una falta de actuación unida como sector alrededor de las asociaciones. Tanto la AEB como la CECA consideran que la banca está expuesta a nuevas críticas y crisis reputacionales ante problemas coyunturales. A ello se une unos discursos sociales en torno a la banca muy politizados, que por si fuera poco son elaborados por comunidades contrarias a las entidades financieras muy unidas en su discurso negativo y con una red digital muy tupida.
Todo esto se mezcla con un juicio social también muy negativo. Y, por si fuera poco, la banca no encuentra ni apoyos ni aliados en la sociedad actual. Lo único que la sociedad considera positivo del sector es su labor de responsabilidad social corporativa (RSC). Pero la influencia de esta obra social es muy limitada. Las patronales entidades que, pese a todo, hay oportunidades poco explotadas de impacto positivo con temas de tendencia y ejemplos de buenas prácticas.
“Solo será posible gestionar estos problemas y, consecuentemente, conseguir y mantener una buena reputación en tanto sector y empresas siempre y cuando el ser, el hacer y el decir que les definen se encuentren alineados, tengan coherencia en tanto un todo y no existan disonancias entre las tres dimensiones”, explica un documento de las patronales.
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