La sede del BCE en Fráncfort se vistió de largo para celebrar el acto solemne de despedida de Mario Draghi de la presidencia de la institución europea y su traspaso de poderes a Christine Lagarde, que pasará a ocupar el cargo este próximo viernes. Acudieron al homenaje los pesos pesados de la zona euro y todos tuvieron palabras de agradecimiento y reconocimiento al hombre que logró salvar al euro de su desintegración en el verano de 2012.
Su famoso discurso en el que se comprometió a que el BCE haría todo lo necesario por proteger el euro tuvo el poder arrollador de calmar a un mercado que había dejado de creer en la moneda única y de frenar lo que parecía iba a ser una profecía autocumplida de destrucción, como reconoció Lagarde y recordaron los líderes europeos en sus discursos.
Draghi recibió los piropos de la canciller alemana Angela Merkel, del presidente francés Emmanuel Macron y del italiano, Sergio Mattarella, en un acto en el que también estuvieron presentes la presidenta electa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y su predecesor al frente del BCE, Jean-Claude Trichet. «El euro es hoy el símbolo irreversible del proceso de integración de la zona euro», destacó Merkel, que alabó también la «independencia del BCE en momentos de dificultad económica».
En un tono más emotivo y elogioso que el de Merkel, Macron comparó a Draghi con los grandes líderes de la historia de la construcción del proyecto europeo. «Nos toca a nosotros tomar el relevo del whatever it takes», afirmó Macron, en alusión a las tres palabras con las que Draghi sofocó el incendio de la deuda europea en 2012. «Debemos ser los guardianes de tu legado».
Christine Lagarde destacó la «sabiduría y determinación» de Mario Draghi, en un discurso cómplice y en el que comenzó a hacer suyas los principales mensajes del presidente saliente del BCE. La nueva responsable de la política monetaria aludió a la importancia de insistir en las reformas estructurales iniciadas con la crisis y en mejorar la combinación entre política monetaria y fiscal. «Te vas con el euro en un nivel de popularidad más alto que nunca», alabó Lagarde a Draghi, de quien también destacó la «creatividad y la visión» para emplear las herramientas de política monetaria disponibles dentro del mandato de la institución.
Por su parte, Draghi aprovechó la ocasión para volver a insistir a los líderes europeos en la importancia de avanzar en la unión bancaria y en impulsar la política fiscal. El euro, además de irreversible, «es un proyecto político», recordó el italiano. «Trabajar juntos nos permite proteger nuestros intereses en la economía mundial, para resistir las presiones de los poderes exteriores, influir las regulaciones globales para reflejar nuestros estándares y reforzar nuestros valores en las empresas globales. Ninguno de ellos puede lograrse al mismo nivel si los países actúan solos. En un mundo globalizado, compartir soberanía es una forma de recuperar soberanía», declaró.
El aún presidente del BCE también reconoció que en una situación de bajos tipos de interés, el efecto de los estímulos monetarios sobre la economía ha descendido. «La política monetaria aún puede alcanzar su objetivo, pero puede hacerlo más rápido y con menores efectos negativos si la política fiscal está alineada con ella», advirtió, ante una Merkel en primera fila.
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