El dinero se penaliza en este mundo de tipos de interés negativos. Al menos, las grandes cantidades aparcadas en depósitos. El Banco Central Europeo (BCE) cobra a la banca por el dinero que dejan parado en Fráncfort con la intención de forzar a que esa liquidez se invierta y se vuelva productiva. Ahora, tras años de tipos negativos y con un impacto estimado en más de 20.000 millones de euros, cada vez más entidades estudian cobrar a sus clientes por grandes depósitos, como hacen ya en muchos casos con los de las grandes empresas.
Pero el BCE no comparte esta medida de la banca para aliviar la tensión en sus cuentas. «Es preferible que los bancos asuman el coste para una correcta transmisión de la política monetaria y para evitar que se encarezcan las condiciones del crédito», señalan fuentes cercanas a la institución.
Si los bancos cobran a empresas y particulares por los depósitos, tendrán menos incentivos para conceder crédito barato y la transmisión de la política monetaria europea, fundamentalmente bancaria, podría verse deteriorada. Además, sostienen estas mismas fuentes, «se alimentaría la teoría de que el BCE chupa la sangre de los pequeños ahorradores europeos».
El mensaje ha calado especialmente en Alemania y encontró su máximo exponente en la portada de Bild del 13 de septiembre, en la que comparaba a Mario Draghi, que finalizó el jueves pasado su mandato como presidente del BCE, con el conde Drácula.
El propio Draghi reconoció hace apenas dos meses que «aunque hasta donde sabemos se cobra sólo a depósitos corporativos, es un porcentaje cada vez mayor y nos preocupa». Christine Lagarde, que reemplazó en su cargo a Draghi el viernes, no se ha manifestado todavía al respecto, pero se espera que no se desmarque de la posición oficial de la autoridad monetaria.
Aunque el BCE se opone a la idea de que las entidades cobren por los depósitos, las fuentes consultadas aseguran que la decisión pertenece exclusivamente al sector. «Se trata de una decisión privada que los bancos pueden tomar en el marco de la libre competencia y no habrá intervención», sostienen.
Por su postura, queda descartado «al menos bajo las actuales circunstancias» que el BCE atienda a las peticiones de Jean-Pierre Mustier, consejero delegado de UniCredit, que solicitó que fuera la propia autoridad monetaria la que forzase a las entidades a cobrar por los depósitos. Mustier quería evitar el riesgo reputacional y el posible impacto a la captación de depósitos que asumiría el primer banco anunciara tipos de interés negativos para todos sus depósitos, algo que, de momento, parece lejano.
De momento, el BCE fía a la competencia entre entidades el evitar que aumente el cobro por depósitos, pero ya ha tomado medidas de política monetaria encaminadas a prevenirlo.
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