Según un informe de Boston Consulting Group (BCG), complementado por los datos del proveedor mundial de mensajería financiera Swift, los ingresos por pagos a nivel mundial aumentarán en una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 5,9% entre 2019 y 2028. El porcentaje está en línea con el crecimiento del 5,8% acumulado desde 2010.
En total, el montante de pagos alcanzaría los 2,5 billones de dólares en 2020, impulsado en parte por el aumento constante de las transacciones que no emplean dinero en efectivo. Estas últimas aportarán un billón de dólares a la cifra global. Según el informe, los ingresos por pagos minoristas aumentarán en un CAGR estimado del 6,0% de 2019 a 2028, frente al 5,6% de los pagos mayoristas.
«En un escenario en el que los nuevos actores del sector financiero están poniendo a prueba las reblas del juego, las entidades y los proveedores en materia de pagos deben enfocarse plenamente en la expansión de sus negocios, centrándose en áreas que probablemente sean críticas en el futuro y seleccionando aquellas donde tienen ventajas naturales», señala el informe de BCG.
El estudio apunta a acciones concretas que los proveedores de pagos pueden realizar para mejorar sus posiciones competitivas, en el epicentro de un movimiento de disrupción que se está produciendo en materia de pagos a nivel mundial. El cambio más significativo refleja el impacto de la creciente expansión de las fintech, que están acelerando la innovación tecnológica y aumentando el poder comercial.
¿Sobre qué factores pivota el cambio de paradigmas en el negocio de pagos para la próxima década? El primero tiene que ver con el lanzamiento de nuevas plataformas de pagos en tiempo real en todo el mundo. Además, los líderes del sector están comenzando a cambiar su enfoque hacia la experiencia del cliente y los ‘players’ más avanzados están utilizando datos para personalizar el contacto con el cliente.
Según el informe, los pagos mayoristas siguen estando profundamente influenciados por la irrupción de nuevas herramientas digitales y por los acelerados plazos de maduración de los nuevos ‘players’ digitales y las fintech. Entre las medidas disruptivas más relevantes se encuentran la adopción de sistemas de pagos en tiempo real, una mayor competencia en las transacciones entre distintos países y el creciente número de conexiones entre los sistemas de pagos corporativos y de proveedores.
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