Christine Lagarde no ha cambiado ni una coma del comunicado en el que da continuidad al legado de Mario Draghi. En su primera reunión como presidenta del BCE, el consejo de gobierno de la institución ha reiterado que los tipos de interés de la zona euro se mantendrán en los niveles actuales, o incluso inferiores, mientras las perspectivas de inflación no comiencen a aproximarse de forma sólida al entorno del 2% y que las compras mensuales de deuda, por 20.000 millones de euros, se prolongarán el tiempo que sea necesario, hasta poco antes de la primera subida de tipos.
En su estreno oficial al frente del BCE, y en su primera rueda de prensa como presidenta de la institución, Lagarde señalado que el crecimiento de la zona euro continúa siendo débil y siguen siendo necesarios los estímulos monetarios. Pero, como grandes novedades en su estreno, ha dado leves pistas de mejoría y anunciado el inicio de una revisión de la estrategia del BCE, en la que apunta a ser la tarea que marque el mandato de la sucesora de Mario Draghi.
Lagarde ha reconocido «cierta estabilización de la desaceleración económica», «un ligero aumento de la inflación» y «riesgos a la baja menos pronunciados». Las previsiones del BCE apuntan a un crecimiento del 1,2% en 2019, del 1,1% en 2020 (que ha sido rebajado una décima respecto a septiembre) y del 1,4% para 2021 y 2022, incluyendo por primera vez una estimación para ese año.
En cuanto a las previsiones de inflación, el BCE calcula un alza de precios para este año del 1,2%, del 1,1% en 2020 (una décima más de lo previsto en septiembre), del 1,4% en 2021 (que se revisa una décima a la baja) y del 1,7% para el cuarto trimestre de 2022. Esa estimación del 1,7% está en la buena dirección, según Lagarde, pero no es suficiente para el objetivo que persigue el BCE, ha advertido con intención en un momento en que se inicia el debate sobre el mandato estratégico de la institución.
Tras el ambicioso paquete de estímulos aprobado por Mario Draghi en septiembre, ya al final de su mandato y que incluyó la polémica reanudación de las compras de deuda, Lagarde ha lanzado una primera señal positiva de que la fuerte contracción de la actividad manufacturera, provocada por la guerra comercial, comenzaría a llegar a su fin. «Para nada estamos ante una japonización», insistió Lagarde, que defendió que la zona euro es diferente a Japón en cuanto a precios y al mercado de la vivienda.
Todo ello a pesar de que los continuos estímulos monetarios no hayan logrado impulsar la inflación, al tiempo que la economía avanza con debilidad. Este mensaje ligeramente más positivo por primera vez en mucho tiempo ha alimentado las subidas en Bolsa de la banca, junto a la esperanza de acuerdo comercial entre EE UU y China.
La presidenta del BCE también ha querido dar su sello personal al inicio de su mandato, con un estilo de comunicación distinto. «Voy a ser diferente», advirtió Lagarde, que pidió a los periodistas que no interpretaran en exceso sus palabras y a los que recordó que «no son la única audiencia». La nueva presidenta del BCE defiende así un lenguaje menos técnico y un mayor acercamiento a la opinión pública, un nuevo estilo que también pretende aplicar a la revisión estratégica de la institución que va a abordar ya en el inicio de su mandato.
La presidenta del BCE ha confirmado que la institución iniciará la revisión de su mandato estratégico en el mes de enero, con el objetivo de haberla completado a finales de año. Lagarde considera «legítimo» y completamente razonable emprender esta tarea después de 16 años sin que se haya modificado el mandato del BCE por el que debe lograr una inflación para la zona euro próxima, aunque por debajo del 2%. Ha anticipado que consultará para ello al Parlamento Europeo, a la comunidad académica y también a la sociedad civil.
«El mandato sigue siendo la estabilidad de precios», ha insistido Lagarde, aunque sin dar indicaciones de si, como se espera, el BCE decidirá dejar su objetivo de inflación en el 2%, renunciando a que sea inferior a ese nivel. La banquera central considera que es el momento apropiado para analizar la efectividad de los instrumentos de política monetaria empleados en el pasado y de redefinir la estrategia, con un debate que debe ser «profundo y honesto».
Powered by WPeMatico