El acuerdo entre Govern y los Comuns sobre los ingresos de los presupuestos del 2020 que prevé anunciar mañana el Departamento de Economía modificará el IRPF. Por ahora, sólo ha trascendido que se subirá dos puntos el tipo a las rentas de más de 90.000 euros, hasta el 23,5%, y a los de más de 120.000 euros hasta el 24,5%.
Aunque los negociadores guardan silencio, el vicepresidente Pere Aragonès ha reconocido en alguna ocasión su intención de subir tipos a las rentas altas, pero al mismo tiempo bajárselos a los que menos cobran. Fuentes próximas a los negociadores dijeron que no se prevé rebajar el tipo en 2,5 puntos a las rentas más bajas para equiparar la tributación en Catalunya a la del resto de comunidades.
Y es que Catalunya –según los datos del Registro de Economistas Asesores Fiscales (Reaf)– es, de todas las comunidades autónomas españolas, el lugar donde pagan más IRPF los contribuyentes con rentas de entre 12.000 y 30.000 euros anuales. En cambio, en las rentas superiores a esos 30.000, donde más se tributa es en Extremadura y la Comunidad Valenciana.
Bajar los tipos a los que tienen menos ingresos no es fácil de cara a la recaudación, porque como el IRPF es un impuesto compuesto, una reducción en la banda alta afecta a todos los contribuyentes, incluidos los que más tienen.
Aragonès es plenamente consciente de ello, como se puso de manifiesto en la primavera pasada durante la negociación fallida de las cuentas del 2019. En el mes de marzo, el Departamento de Economía calculó que el recorte de impuestos en 2,5 puntos a las rentas bajas para equipararlo a otras comunidades significaría un descenso de la recaudación de unos 516 millones de euros.
Las estimaciones de Economía señalan que, sin tener en cuenta la subida prevista ahora para los más ricos, una modificación de la tributación por la banda baja significa un ahorro de unos 17 euros por persona en las rentas más pequeñas y de 259 euros en las altas.
Powered by WPeMatico