Abultados superávits por cuenta corriente en el norte y elevadas deudas públicas en el sur. Son algunos de los desequilibrios macroeconómicos que obligaron a Bruselas a mantener en su radar a 13 países. Entre ello, España por su elevado nivel de endeudamiento, el “débil crecimiento de la productividad” y el “alto desempleo”. Pero la Comisión reprende también a Alemania y los Países Bajos por sus prominentes saldos exteriores o a Irlanda por una “posición volátil” a causa de la actividad fiscal de las grandes multinacionales en ese Estado.
A solo cuatro días del estreno del invierno, Bruselas aprobó el llamado Paquete de Otoño, formado por varios documentos e informes que examinan la situación macroeconómica y laboral de los países de la UE, marcan su estrategia para 2020 y proponen una política fiscal al Consejo. En línea con las recomendaciones del Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, el Ejecutivo de Ursula von der Leyen llama a la prudencia a los países con elevadas deudas y a “acelerar inversiones de alta calidad” a los que cuentan con generosos colchones fiscales.
A la vez, Bruselas mantiene en el punto de mira a 13 países por sus desequilibrios macroeconómicos, que considera que en tres casos (Grecia, Chipre e Italia) son “excesivos”. El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, recordó que una de las prioridades de la Comisión es la «estabilidad» económica de Europa, que esas «vulnerabilidades» pueden poner en riesgo. España vuelve a estar bajo la lupa. La Comisión advierte de nuevo sobre un nivel de deuda que baja a pasos muy pequeños, la segunda mayor tasa de paro de la UE o en una competitividad prácticamente estancada. Por ello, la Comisión decidió “seguir examinando la persistencia” o bien la solución de esos desequilibrios.
El informe de la Comisión Europea advierte de que el “fuerte crecimiento económico” ha sido el principal motor para la reducción del déficit público, que en 2018 se situó en el 2,5% del Producto Interior Bruto (PIB). No obstante, advierte de que esos desfases “persistentes” en las cuentas del sector público español suponen que el nivel de endeudamiento “solo baja de forma lenta”. De igual modo, pide más esfuerzo para rebajar la deuda del sector privado, que empieza a aumentar hacia números verdes por una mayor disponibilidad de crédito.
La Comisión Europea también avisa a España de que los costes laborales nominales han crecido “de forma marginal” en un contexto en el que el crecimiento de la productividad es “cercano a cero”, cuando desde la crisis la competitividad ha mejorado gracias a las mejoras en los costes. Además, recuerda que el desempleo ha ido decreciendo rápidamente, pero todavía es “muy alto” y está por encima de los niveles anteriores a la recesión, “en especial entre los jóvenes y los trabajadores no cualificados”.
También la posición exterior de España merece la atención de Bruselas. En este caso, su balanza por cuenta corriente ha sido positiva en los últimos años, pero su posición inversora neta internacional sigue siendo muy negativa. Por último, la Comisión señala que el precio de la vivienda siguió incrementándose en 2018, lo cual sugiere que la época en la que las casas están por debajo de su valor está llegando a su fin.
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