El año 2019 acaba con un fuerte ritmo de cierre de sociedades de inversión de capital variable (sicav). 133 de estos vehículos de inversión, utilizados normalmente por personas acaudaladas, han echado el cierre. El número total, poco más de 2.600, está en niveles de 2001. El temor a que un nuevo Gobierno socialista empeore la fiscalidad de estas figuras jurídicas es la principal causa para su progresivo desmantelamiento.
“Hay clientes que tienen cierta inquietud sobre el tema fiscal. Nosotros no queremos infundir miedo, pero si alguien quiere desmontar su sicav, le proponemos alternativas”, explicaba recientemente Horacio Encabo, director de relaciones con Empresas de Asesoramiento Financiero (EAF) de Andbank, en unas jornadas sectoriales.
Trentum Capital, Soltaja Sicav, Don Curro Inversiones, White Coast Investment… son algunos de los vehículos que han comunicado en los últimos días a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que desaparecen. La mayoría se liquidan y reparten el capital entre los accionistas. Otros se convierten en sociedades anónimas y algunos casos se integran en un fondo de inversión o en una sicav luxemburguesa.
“Es evidente que en los últimos años ha habido un intenso debate sobre el régimen fiscal de las sicavs, por lo que algunos inversores están buscando otras fórmulas”, apuntaba en el mismo encuentro Álvaro Senés, subdirector de la asesoría jurídica de Andbank España.
Cerrar, vender o transformar una sicav no es fácil. Se necesita tiempo y dinero. Por ejemplo, el coste de disolverla puede ascender a más de 35.000 euros y convertirla en una sicav luxemburguesa puede suponer cerca de 100.000 euros, por el gasto en abogados y los trámites ante el regulador luxemburgués, la CSSF.
Los planes concretos para las sicavs de un posible Gobierno del Partido Socialistas con Unidas Podemos son una incógnita. El líder de este último partido, Pablo Iglesias, siempre se ha mostrado muy crítico con estos vehículos. Pero, cuando han llegado a acuerdos presupuestarios, las medidas relacionadas con las sicavs han acabado circunscritas a otorgar su control a la Agencia Tributaria (frente a la CNMV, como ahora).
Hoy por hoy, las sicavs tributan a un tipo del 1%, lo que ha sido utilizado para cobrar dividendos sin prácticamente pagar impuestos. También se han detectado muchas sociedades en las que una persona tenía casi todas las acciones y se incluía a hombres de paja para alcanzar el nivel mínimo de 100 accionistas. Ese tipo de prácticas se han ido persiguiendo y limitando. En cambio, un rasgo que sigue siendo público es el nombre de los miembros de sus órganos de gobierno, lo que impide la confidencialidad de sus dueños.
“Es algo insólito. En otros países se utilizan figuras similares, pero no hace falta que sean públicos estos nombres. Eso está llevando a algunas familias a buscar otras opciones”, apunta un banquero privado.
El dinero acumulado en sicavs en España supera ligeramente los 29.000 millones de euros. A pesar del cierre de algunos vehículos, el importe ha subido en 2019 porque ha sido un excelente año para las Bolsas y los bonos. Los activos en los que invierten estos vehículos se han revalorizado cerca de un 10%.
Aunque en el imaginario colectivo las sicavs son vehículos solo accesibles para grandes fortunas, lo cierto es que cotizan en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) y cualquier particular puede comprar acciones de muchas de ellas invirtiendo solo unos pocos euros. Este es el caso de Smart Social Sicav, que se creó en 2015 por un grupo de aficionados a la inversión.
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