La Unión Europea y 16 países, entre ellos China, Brasil, Canadá y Australia, han acordado establecer un sistema temporal para resolver las disputas comerciales que puedan surgir entre ellos, siguiendo el modelo que actualmente rige en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y en un intento de superar el bloqueo impuesto por Estados Unidos. El acuerdo, adoptado este viernes en el marco de la reunión del Foro de Davos, supone una importante victoria para Bruselas, que ha defendido la reforma del actual modelo pero que rechaza los intentos de Washington de dinamitar el foro multilateral.
Los ministros de Comercio reunidos en Davos han ratificado su compromiso con los trabajos que se llevan a cabo en el seno de la OMC para encontrar una solución duradera al órgano de apelación. El director de la OMC, Roberto Azevedo, insistió después, en rueda de prensa, que los países estuvieron de acuerdo en la necesidad de «resolver este tema» y que para ello están dispuestos a actuar con «flexibilidad y determinación».
Hasta el pasado 10 de diciembre, la OMC contaba con un modelo de resolución de disputas que constaba de dos fases. En la primera instancia el panel designado por la organización escucha a las partes y dicta una resolución. Esa decisión puede ser recurrida por los países afectados ante el órgano de apelación, cuya decisión ya es obligatoria e inapelable. Una cuestión fundamental tanto para asegurar el cumplimiento de las reglas y los acuerdos comerciales, como para asegurar que haya un árbitro imparcial en la resolución de los conflictos internacionales.
Desde 2017 Washington ha bloqueado la renovación de los jueces que componen ese órgano de apelación, inicialmente de compuesto por siete miembros y que actúa en la práctica como una corte suprema para disputas comerciales internacionales. EE UU sostiene que ese órgano no ha sido ni justo ni imparcial en sus casos, una crítica respaldada por anteriores Administraciones pero que los datos desmienten. En diciembre concluía el mandato de dos de los tres jueces que aún componían el órgano de apelación y al bloquear su renovación, Washington acababa en la práctica con el sistema para resolver disputas, que tendrían que abordarse entonces de forma bilateral, y amenazaba el futuro de la organización. En esas circunstancias, con una economía detrás de más de 20 billones de dólares, EE UU tendría todas las de ganar. Ese ha sido el modelo, por ejemplo, que Washington ha impuesto en la fase 1 del acuerdo comercial que acaba de firmar con China.
En una nota, el comisario europeo de Comercio, Phil Hogan, ha asegurado que el acuerdo «muestra la elevada importancia que tanto la UE como los demás miembros participantes otorgan al proceso de doble fase de resolución de disputas». Un modelo que a su juicio garantiza «el acceso a un sistema obligatorio, imparcial y de gran calidad entre ellos».
Nic Lockhart, socio de Sidley Austin, destacaba en Davos la importancia del acuerdo porque «incluye a dos de las economías más grandes del mundo y alcanza una masa crítica suficiente como para permitir que otros países se sumen al acuerdo». A su juicio, «el acuerdo es positivo para que buena parte de los flujos comerciales mundiales sigan respetando las reglas de la OMC», apuntaba Lockhart, abogado de la firma suiza especializada en comercio internacional.
Los países comprometidos con este sistema temporal incluyen también a Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Corea del Sur, México, Nueva Zelanda, Noruega, Panamá, Singapur, Suiza y Uruguay. Los ministros subrayan, además, que el acuerdo está abierto a quienes quieran sumarse a este modelo.
El pacto alcanzado, que se basa en el artículo 25 de del Acuerdo de Entendimiento de Disputas de la OMC pero que aún debe concretarse, es una medida de contingencia ante el bloqueo del modelo actual y los ministros aseguran que solo se mantendrá en vigor hasta que el órgano de apelación de la organización vuelva a estar operativo.
Powered by WPeMatico