Las empresas que cotizan en la Bolsa española sufren desde el pasado 8 de febrero para clasificar la información que envían al mercado. La CNMV les exige discriminar entre la que puede mover los precios, denominada en la nueva nomenclatura información privilegiada, y el resto. El supervisor que preside Sebastián Albella envió hace unos días a las empresas aclaraciones sobre dos temas que habían levantado dudas, según fuentes de varios emisores.
En el documento del supervisor, que no se puede considerar una norma, se explica qué hacer con los resultados y con los ceses de consejeros. La conclusión: por defecto, ninguna de estas informaciones entra en el cajón de información privilegiada. Un portavoz de la CNMV señala que en general no ha habido problemas, solo incidencias lógicas de las primeras semanas de rodaje. No se ha dejado de publicar nada, pese a que ahora las empresas deciden cómo se clasifica la información y se arriesgan a sanciones.
En plena temporada de resultados anuales, que terminará el próximo viernes, los comunicados de las compañías se amontonan en dos apartados de la web. Antes, todo iba al mismo buzón, el de “hechos relevantes”. Las cuentas de Mapfre, Lar y Enagás se enviaron al de “otra información relevante”, mientras que las de Airbus, ACS, Repsol y Telefónica sí llevaban el sello de “información sensible”.
La piedra de bóveda de la confusión que ha provocado el nuevo sistema entre los emisores es la propia definición de información privilegiada. El reglamento europeo de abuso de mercado, que la define, señala que es toda aquella “de carácter concreto que no se haya hecho pública, que se refiera directa o indirectamente a uno o varios emisores o a uno o varios instrumentos financieros o sus derivados y que, de hacerse pública, podría influir de manera apreciable sobre los precios de dichos instrumentos”. En ese cajón entra de todo: es una decisión con ciertas dosis de arbitrariedad.
Al final, en las compañías consultadas se ha optado por considerar información sensible aquella que requiera la ampliación de una nueva lista con nuevos iniciados. Estos son todas aquellas personas que tienen acceso a información con impacto en el precio. Una de las grandes dudas está en la información de resultados. Pero la CNMV aclara que, por defecto, esta no es información privilegiada, salvo que incluya datos muy singulares, imprevistos por el mercado. Si mejoran o empeoran de forma significativa las previsiones de las casas de análisis o si implican un cambio de tendencia.
No quiere que la nueva ventanilla se sature. Aquí hay dudas, porque Mapfre, que comunicó sus cuentas de 2019 como “otra información relevante”, ganó 609,2 millones, por encima de los 555 del consenso recopilado por Bloomberg, la agencia a la que los inversores de todo el planeta miran para saber si alguna compañía decepciona o embelesa con sus beneficios. Tampoco se rotularon como información sensible las cuentas de Enagás, pese a que ganó menos de previsto y a que anunció que su dividendo subirá un 5% este año.
Sí optaron por incluir los resultados como información privilegiada, además de como otra información –en este caso regulada, debido a la obligación de publicación de las cuentas–, Airbus, ACS, Repsol y Telefónica. El fabricante de aviones lanzó un comunicado en el que afirmaba que cumplió sus previsiones de 2019. Sin embargo, sus acciones cerraron con una caída del 2,78%. ACS también despuntó en Bolsa el día en que presentó sus cuentas de 2019 y anticipó objetivos para este año. El grupo constructor que preside Florentino Pérez subió un 2,37% después de dar a conocer la información sensible.
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