Como el resto de empresas, los despachos de abogados han comenzado a adoptar protocolos y medidas de precaución ante la expansión del coronavirus. En Madrid son varias las oficinas que ya han dado instrucciones a sus trabajadores en este sentido. Es el caso de Clifford Chance, que a comienzos de semana notificó a sus empleados que, aquellos que hubieran estado en el norte de Italia en los últimos 14 días, debían trabajar en remoto hasta que transcurriera ese lapso de tiempo. En todo caso, desde el despacho explican que siguen muy de cerca la evolución de la enfermedad y las recomendaciones de las autoridades sanitarias para actualizar estas medidas.
En la misma línea, han actuado Allen & Overy o Linklaters. Esta última ha solicitado al personal que haya estado, «ya sea por trabajo o por placer» en la parte norte de Italia, en la China continental o en otras áreas afectadas «que trabajen desde casa» durante dos semanas. «Seguimos monitorizando de cerca la situación y ajustando las recomendaciones y el apoyo a nuestros profesionales a medida que la situación evoluciona», explican desde el bufete.
Desde EY Abogados aseveran que han adoptado el mismo protocolo y han restringido los viajes a las zonas más afectadas. PWC, por su parte, remitió a comienzos de semana un correo a su plantilla en el que recomendaba que, «en la medida de lo posible», se evitara viajar «a cualquier territorio que suponga un foco de infección». Desde Baker McKenzie, por su parte, remarcan que han implantado en sus oficinas «protocolos de trabajo remoto y limitando los viajes que no sean esenciales o urgentes».
Las firmas internacionales llevan la iniciativa en la implantación de medidas contra el coronavirus, según explican, por la alta movilidad internacional de sus trabajadores. Las nacionales consultadas, si bien aseguran estar muy atentas a las recomendaciones sanitarias, aún no han adoptado normas y criterios en esta materia.
Estas últimas medidas se suman a las restricciones de hace ya unas semanas en relación a los viajes a China. De hecho, algunos despachos no solo han establecido criterios sobre su propia plantilla, sino también sobre el personal externo y las visitas que pudieran recibir sus abogados en sus sedes de gente que hubiera estado en ciudades o regiones con especial incidencia del virus.
En el entorno de las firmas reina la cautela, pero sin restar un ápice de importancia a las medidas para evitar la expansión del covid-19. De hecho, de cara al Pre-Moot, competición de arbitraje que se celebra mañana en Madrid, la mayoría de bufetes patrocinadores han solicitado a sus equipos de Italia que no viajen a España o que lleven a cabo su participación a través de Skype.
A la espera de la incidencia que finalmente tenga el coronavirus en España, muchos bufetes se fijan en lo sucedido en Italia, en donde un buen número de organizaciones han cerrado sus oficinas durante unos días y han impuesto a sus plantillas el teletrabajar. Las firmas mencionadas y otras de gran tamaño subrayan que, desde hace tiempo, tienen unos equipos y unos servidores que permiten a los abogados trabajar perfectamente en remoto.
No obstante, fuentes del sector apuntan que un posible cierre de las oficinas puede dejar en evidencia a algunos bufetes de la zona media-alta que, o bien no cuentan con auténticos sistemas de trabajo a distancia (la documentación que manejan los despachos requiere importantes barreras de seguridad ante el acceso externo), o bien carecen de servidores con la potencia suficiente para soportar que toda la plantilla de la firma trabaje desde el exterior.
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