La sorprendente decisión de la Fed de recortar en medio punto los tipos, adelantándose a la reunión de dentro de dos semanas, ha dado una idea clara de la magnitud del impacto económico que puede tener el virus y del temor que está despertando entre los bancos centrales y las autoridades mundiales. La tajante decisión de la Fed –también bajó hoy tipos Australia– ha puesto la pelota sobre el tejado del BCE, responsable de la política monetaria de una región mucho más abierta al comercio internacional que Estados Unidos y donde se han dado por el momento más contagios y más víctimas.
El BCE tiene sin embargo mucho menor margen de maniobra para responder a los desafíos del coronavirus que la Reserva Federal, ya que tiene los tipos de interés de referencia en la zona euro en el cero desde marzo de 2016 y ha ahondado en los tipos negativos para la facilidad de depósito con escaso éxito.
Aún está bajo análisis la efectividad del último paquete de medidas de estímulo –aprobado el pasado septiembre– y que además de la reanudación de las compras de deuda incluía una rebaja de 10 puntos básicos en la facilidad de depósito, al -0,5%.
Con un margen de actuación por tanto mucho más limitado, y en plena revisión de la efectividad de sus últimas medidas, la respuesta más inmediata que puede dar el BCE es la inyección de liquidez a las empresas dañadas por el coronavirus. Según avanzó hoy la agencia Reuters, la institución está debatiendo la activación de una suerte de TLTRO –liquidez a la banca condicionada a la concesión de crédito– dirigida expresamente a empresas pequeñas y medianas en dificultades por el Covid-19.
Una medida focalizada por tanto al sector de turismo y ocio, hasta el momento el más vulnerable ante el virus. Fuentes oficiales del BCE afirman que no hay una decisión tomada y se remiten a las palabras de Lagarde de este lunes, cuando señaló que el organismo está listo para adoptar medidas “apropiadas y específicas”.
El mercado ya descuenta un recorte de la facilidad de depósito en otros 10 puntos básicos en la próxima reunión del 12 de marzo a lo que se sumaría, según apuntan desde Goldman Sachs, una relajación de los términos de las subastas TLTRO III –de la que está prevista una nueva edición en este mes de marzo– y más flexibilidad en el sistema de tiering, que libera de penalización a parte de la liquidez de los bancos.
El aumento de las compras de deuda, en especial de las corporativas, sería otra de las bazas del BCE, como vía con la que seguir garantizado una financiación muy barata a las empresas. La peor parte de otra rebaja de tipos se la llevaría la banca, en pleno debate sobre si los tipos negativos ya están causando el efecto contrario al estímulo que pretenden, un extremo que el BCE niega.
El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, también apuntaba el lunes que la institución no iba a sobrerreaccionar e insistía en la necesidad de impulsar las políticas fiscales, un llamamiento constante por parte del BCE ante la pérdida de efectividad de sus medidas y que cobra más vigor ante la amenaza de recesión para la zona euro que supone el coronavirus.
Powered by WPeMatico