La demanda mundial de petróleo registrará en el primer trimestre de este año la mayor caída –en volumen– de la historia. Es otro de los efectos colaterales del Covid-19 en la actividad económica. Según un estudio difundido ayer por la consultora de referencia IHS Markit, “estamos ante un shock repentino e instantáneo, debido al parón sin precedentes de China”. El coronavirus hará que en los primeros tres meses de este año el consumo de crudo sea unos 3,8 millones de barriles diarios más bajo respecto al mismo período del año anterior. “Nunca se había registrado una caída similar desde que hay registros”, dijo Jim Burkhard, responsable de mercados de esta consultora.
El retroceso en la demanda de petróleo va camino de marcar récords. Para que se tenga una idea, el declive que tuvo lugar en el primer trimestre del 2009, en pleno auge de la Gran Recesión, no llegó a los 3,6 millones de barriles diarios. También es la primera vez en diez años que el mercado petrolero entra en contracción en un trimestre.
Para el conjunto del 2020 la demanda de petróleo, por efecto de la parálisis de la economía, en el peor de los casos podría incluso apuntarse un descenso. La consultora Rystad Energy y la Agencia Internacional de la Energía (IEA) pronostican un desplome de la demanda de entre el 25% y el 30%. De entrar en terreno negativo, estaríamos ante un hecho excepcional que sólo ha ocurrido cuatro veces en los últimos cuarenta años. Según la IEA, China representó el año pasado el 75% del crecimiento de la demanda de petróleo. Si el gigante asiático deja de consumir, el mercado entero se tambalea.
El cártel de países de la OPEP reunido esta semana en Viena propuso ayer un primer recorte de la producción de un millón de barriles diarios, tal como pretendía Arabia Saudí, primer exportador mundial, que necesita ingresos fiscales para hacer cuadrar sus cuentas. El objetivo de la decisión es frenar la caída de los precios, que se han desplomado tras la aparición del Covid-19. El Brent a media tarde de ayer cotizaba algo por encima de los 50 dólares, cuando a principios de año estaba en los 68 dólares.
Pero la propuesta de la OPEP es articulada porque el cártel, formado por trece países, está condicionada a que otros diez países que no integran la organización –liderados por Rusia– se hagan cargo de sacar del mercado otros 500.000 barriles diarios para así llegar a un total de 1,5 millones. Y esto último está por ver.
Rusia es la gran incógnita. En sus presupuestos cuentan con un barril de petróleo que cotice a 42 dólares, así que para los rusos los actuales niveles todavía son sostenibles. Moscú ahora mismo tiene la posibilidad de seguir vendiendo y ampliar su cuota de mercado (es el segundo productor mundial) sin correr el riesgo de deprimir la economía con precios más altos. Así que la OPEP quiere forzar a los rusos a involucrarse. En teoría hoy viernes este grupo de estados externos al cártel debería formalizar su apoyo. Si suscribe el acuerdo, la oferta total de petróleo en el mundo se reducirá un 1,5%. Este tijeretazo se sumaría a la reducción de oferta acordada el pasado mes de diciembre de 1,7 millones de barriles diarios que, a su vez, ya se había añadido a un recorte de 1,2 millones de barriles por día que los países habían estado observando durante los últimos tres años.
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