El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado que el Gobierno ha modificado la normativa que regula las inversiones desde el exterior para impedir que empresas de fuera de la Unión Europea (UE) puedan hacerse con el control de compañías del país en sectores estratégicos aprovechando el declive bursátil de las últimas jornadas.
«Hemos reformado la normativa sobre inversiones exteriores para impedir que empresas de países de fuera de la UE puedan hacerse con el control de entidades españolas en sectores estratégicos», ha anunciado Sánchez ante el fuerte descenso de la capitalización registrado por algunas grandes compañías del Ibex 35 por la crisis del coronavirus.
Fuentes empresariales explican a este diario que en los últimos días firmas del sector energético, de telecomunicaciones y financiero habían transmitido al Gobierno su inquietud por la posibilidad de ser compradas ante el desplome en su valor bursátil y habían solicitado que esta ley anti-opas fuese incluida dentro del paquete de medidas económicas anunciado. Durante su comparecencia Sánchez ha explicado que se intenta evitar que las empresas extranjeras aprovechen la «caída coyuntural» en estas cotizadas en medio de una situación de «extrema volatilidad» en las bolsas.
Tras conocerse las medidas adoptadas por el ejecutivo español, el Ibex 35 ha reaccionado al alza -también apoyado por el mercado americano-, adelantándose al resto de Europa -cuyas subidas oscilaban entre el 2% y el 3%- y con algunas firmas como Telefónica o Mapfre rebotando cerca del 20%. La lógica dicta que ante la imposibilidad de una opa la reacción debería ser a la baja, pero lo cierto es que el temor a una opa estaba enfocado más bien al futuro en función de la evolución de la coyuntura, ya que en este momento nadie se libra de la debilidad generalizada.
Con la excepción del sector eléctrico, que ha tenido un buen comportamiento en los últimos años, la mayor parte de las grandes firmas estratégicas que forman parte del selectivo español habían sido fuertemente castigadas.
Desde los máximos históricos de cada una, el valor bursátil de Repsol, Telefónica, Santander o BBVA ha retrocedido entre un 64% y un 80%, dejándolas a tiro de piedra para algún comprador extranjero. Y es que estas firmas no solo han sufrido en bolsa en los últimos días, también han pasado por momentos complicados por temas estructurales de sus sectores.
La principal preocupación dentro del mundo empresarial giraba en torno a Telefónica, que cotizaba a precio de saldo. Con sus títulos llegando a la zona de los 4 euros, su valor bursátil se quedaba antes de la sesión del martes -en la que rebotó un 18%- por debajo de los 20.000 millones de euros. Su tamaño actual es un 80% inferior al que llegó a alcanzar en 2007 en términos de capitalización y no valía tan poco en bolsa desde el año 1997, cuando aún era una compañía muy distinta. Eso sí, un posible comprador también tendría que haberse hecho cargo de su deuda neta, que a cierre del pasado año alcanzaba los 37.744 millones de euros.
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