Es año electoral y el mejor aliado del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está prácticamente amortizado. La pandemia del coronavirus ha frenado en seco el crecimiento económico, chocando de lleno con sus planes de campaña y debilitando sus opciones de ser reelegido para un segundo mandato. Pero el mandatario no está dispuesto a ceder ante una crisis de emergencia sanitaria de consecuencias devastadoras en todo el mundo.
La Casa Blanca ha comenzado a discutir con el Congreso un plan de choque que incluye la entrega de dinero en efectivo a los ciudadanos para sostener el consumo y evitar el colapso total de la economía. El gasto privado supone dos terceras partes de la riqueza de un país que, con toda probabilidad, entrará en recesión técnica en el segundo trimestre del ejercicio.
El plan podría situarse entre 1 y 1,2 billones de dólares, según ha adelantado Bloomberg, y su objetivo es, según Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, «estar seguros de que los americanos reciben dinero en sus bolsillos rápidamente y los negocios tienen acceso a créditos». El programa incluye un paquete de 50.000 millones de dólares para hacer frente al debilitado sector aéreo, que ha visto cortada prácticamente toda su actividad ante el cierre de fronteras de decenas de países.
Trump ha abogado por una reducción del impuesto a las nóminas hasta final de año que permitirá a los estadounidenses contar con más liquidez disponible. Otros senadores, como el republicano Mitt Rommney, han pedido que se paguen 1.000 dólares mensuales a los ciudadanos para sostener el consumo, idea que está calando en la Casa Blanca.
«Estamos estudiando enviar cheques a los estadounidenses de manera inmediata. Los estadounidenses necesitan efectivo ahora», ha dicho Mnuchin. El plan podría implicar el desvío de efectivo por 250.000 millones de dólares en abril y otros 250.000 millones en mayo si la crisis continúa.
Además, el Tesoro ha retrasado durante noventa días el pago de impuestos de particulares, cuya fecha límite era el 15 de abril. Por su parte, «las empresas pueden aplazar el pago de hasta 10 millones de dólares», dice Mnuchin.
Hasta ahora, el Congreso ha dado ya luz verde a un presupuesto de 8.300 millones de dólares destinado al desarrollo de la vacuna y a poner en marcha planes de prevención. Además, ha aprobado un plan para extender la baja por enfermedad a los trabajadores, de manera que los afectados por el coronavirus que se vean obligados a quedarse en casa puedan seguir cobrando.
Los demócratas han presentado su propio paquete de medidas por valor de 750.000 millones, en el que abogan por mayor coberturas sociales y de protección para los trabajadores y por moratorias en expropiaciones y ejecuciones hipotecarias. Por otra parte, la declaración del estado de emergencia el pasado viernes permite a Trump el acceso a fondos por valor de 50.000 millones de dólares para luchar contra la epidemia.
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