Más allá del titular enorme del contundente programa de compras de deuda, el diablo del comunicado del miércoles por la noche está en los detalles. A partir de ahora, la institución que dirige Christine Lagarde podrá comprar deuda a corto plazo de empresas y flexibilizará el colateral que los bancos deben aportar para ir a sus subastas de liquidez.
El objetivo es evitar una nueva crisis de crédito, o credit crunch, como la que siguió a la quiebra de Lehman Brothers en 2018. Es decir, que las empresas puedan disponer de todas sus líneas de financiación e incluso contar con créditos nuevos. La misión además es impedir que el pánico haga recelosos a bancos y hedge funds a otorgar esos préstamos. En definitiva, conseguir que el dinero contante y sonante llegue a la economía.
Por ello, una de las medidas que ha tomado Lagarde es que amplía el objeto de su programa de compra de deuda a la empresarial a corto plazo. Hasta ahora, el BCE solo adquiría deuda de empresas no financieras con un vencimiento residual de, al menos, seis meses. Los pagarés tienen un plazo de emisión que va desde los tres días a entre uno o dos años, según la jurisdicción.
Los pagarés empresariales son elementos básicos del mercado monetario. Y una herramienta de moda en la financiación de las empresas en todo el mundo, especialmente en España. El Corte Inglés, por ejemplo, ha pasado de un programa de pagarés de 300 millones en 2015 a uno por un máximo de 1.200 millones registrado en el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF). También el fabricante de automóviles Gestamp ha hecho lo mismo, al ampliar su programa un 133%, hasta 350 millones de euros desde los 150 anteriores. Las empresas logran financiarse con estos instrumentos al 0% o en negativo. El BCE no quiere que esta situación cambie pese las perturbaciones causadas por el virus; de ahí esta medida, según fuentes financieras.
Además, el BCE ha decidido flexibilizar las condiciones que pone para aceptar el colateral que los bancos aportan para lograr liquidez en sus subastas. En concreto, en las referidas a los préstamos al sector empresarial.
Si bien el BCE prefiere que las entidades aporten titulizaciones, bonos o créditos sindicados, en 2011 abrió la puerta a que lo hiciesen con el resto de préstamos, pero con muchas limitaciones. Lagarde ahora elimina gran parte de las restricciones. El paso siguiente será adquirir deuda corporativa high yield. De hecho el índice iBoox en euros cortó ayer varias sesiones de caídas con un rebote del 2,6%.
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