La primera estimación realizada por el lobby Exceltur, que reúne a 29 de las más importantes empresas turísticas de España, apunta a unas pérdidas de 55.000 millones para este año y una recuperación que no empezará a vislumbrarse hasta el año que viene. Un escenario de ausencia de ingresos que casi ninguna empresa podrá soportar y que podría abocar a miles de cierres y despidos a partir del tercer trimestre. Pese a ello, hoteles, agencias de viajes, aerolíneas, turoperadores, transporte por carretera, empresas de alquiler de coches o empresas ligadas a excursiones, actividades u ocio se sienten ninguneadas por el Ejecutivo, ya que una parte sustancial de las medidas de reactivación de la economía no les afecta.
Entre los damnificados, la industria hotelera tiene un papel protagonista. Los 15.000 hoteles que hay en España están cerrados como parte del programa de paralización económica y solo se mantienen abiertos 370 para dar cobertura al personal que está trabajando en el control de la pandemia. Ramón Estalella, secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), pone el énfasis en la ausencia de medidas de financiación y fiscales, en especial para las de mayor dimensión. “Nos sorprende e indigna que se limite el acceso a la postergación en el pago de impuestos a las empresas de más de 50 trabajadores o de 6 millones de euros de facturación.
Esto supone que muchos hoteles, la mayoría, se quedan fuera… ¿No es un disparate? ¿Por qué no se amplía a todos? ¿Es que esas empresas no crean empleo, no compran a proveedores o contribuyen a la estabilidad de cientos de miles de familias?”, recalca Estalella, que también considera imprescindibles cambios para que las refinanciaciones que obtengan los hoteles de la banca no penalicen sus ratios de morosidad. “No hay medidas fiscales para ayudar a las empresas. Es de ingenuos pensar que se va a recaudar el IVA y el IGIC, o el Impuesto de Sociedades de empresas abocadas a pérdidas y cierres”.
El secretario general advierte de las consecuencias de no atender a las peticiones de un sector que moviliza el 12% del PIB y 2,5 millones de empleos. “Las actuales medidas han caído como plomo fundido en las espaldas de las empresas y trabajadores a los que represento. Estamos a tiempo de cambiar y que esta pandemia no acabe con lo que nos costó forjar durante más de 60 años”.
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