El optimismo de Donald Trump sobre un acuerdo «en pocos días» entre Arabia Saudí y Rusia, después de ejercer como mediador, supone todo un revulsivo para la cotización del petróleo. Las subidas superan incluso el 25% y permiten alejar el Brent de sus mínimos de 2002. Los analistas, en cambio, son más escépticos que Trump sobre un acuerdo inminente entre Riad y Moscú para reducir su producción. Las tensiones en el mercado del petróleo pueden comenzar a aliviarse si, como ha anunciado el propio Donald Trump, Rusia y Arabia Saudí firman un acuerdo para recortar la producción.
En un mensaje en la red social Twitter, el presidente estadounidense ha asegurado que el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, ha hablado con el presidente (Vladímir) Putin para un recorte de aproximadamente de 10 o 15 millones de barriles a . «Si sucede, será ¡EXCELENTE para la industria del petróleo y el gas!», ha manifestado el mandatario.
La reacción de la cotización del crudo se ha disparado tras el anuncio de Trump. El barril de Brent salió bruscamente de mínimos de 2002 con un rebote superior por momentos al 26% y en su remontada alcanza los 31 dólares. Al cierre, la cotización del barill europeo moderó su subida hasta el 20%, para acabar en los 29,78 dólares
Por su parte, la cotización del barril tipo West Texas, de referencia en EEUU y más castigada en las últimas jornadas que el Brent, llegó a superar incluso el 30% de escalada. Después de tocar mínimos por debajo de los 20 dólares, al cierre acabó con una revalorización de casi el 25%, hasta los 25,32 dólares.
Con la demanda abocada sin remedio a una caída récord por la paralización de la economía a causa del coronavirus, la única alternativa para evitar un mayor colapso del mercado del petróleo venía del lado de la oferta.
El derrumbe de los precios, por debajo incluso de los 20 dólares en el barril tipo West Tesxas, ya había acelerado los recortes de producción en industrias como la del ‘shale oil’ en EEUU. Este descenso, sin embargo, era insuficiente para compensar la magnitud de la caída de la demanda, y en pleno año electoral en EEUU, ponía además contra las cuerdas a un sector en auge en estados como Texas y California.
Donald Trump se ha implicado de lleno en las últimas fechas en buscar un acuerdo que evite el colapso del mercado del crudo. A finales de la semana pasada el propio presidente estadounidense conversó con su homólogo ruso, Vladimir Putin, para intentar coordinar una respuesta que frene el derrumbe de los precios. Sólo unos días después, Trump ha anunciado que, con su mediación, «en pocos días» Arabia Saudí y Rusia alcanzarán un acuerdo para poner fin a su guerra de precios y ajustar a la baja su producción de petróleo.
La cumbre de la OPEP de hace un mes puso fin al pacto de recortes aplicado en los últimos años con aliados como Rusia. La decisión de Moscú de desmarcarse de los recortes adicionales planteados por la OPEP llevó a Arabia Saudí a anunciar también un aumento de su producción para evitar una pérdida adicional de cuota de mercado. La ruptura de esta alianza se produjo además en el peor momento, con la demanda a las puertas de registrar una caída récord por la crisis del coronavirus.
Las firmas de análisis e instituciones como la Agencia Internacional de la Energía coinciden en cifrar el desplome repentino de la demanda en cerca de un 20%, como consecuencia de las medidas de confinamiento y paralización de las actividades económicas. Este descensos se traduciría, sin recortes de producción, en un excedente de cerca de 20 millones de barriles al día.
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