Toda la maquinaria de las autoridades financieras trabaja en pos de un mismo objetivo: evitar que la crisis del coronavirus corte el grifo del crédito a las empresas. Hoy, el Banco Central Europeo ha dado un paso más en ese sentido al abrir al máximo espectro de préstamos que las entidades pueden utilizar como colateral para acudir a las subastas de liquidez que la propia autoridad monetaria ha puesto a su disposición.
En lo que consideran medidas «sin precedentes» en la lucha contra el impacto del coronavirus, la institución que preside Christine Lagarde ha asumido un «aumento temporal de la tolerancia al riesgo del para apoyar el crédito a la economía». Esto se traduce en una reducción del 20% sobre el descuento de todas las garantías que se exigen a los bancos para que estos puedan acceder a la barra libre de liquidez del organismo, es decir, prestará más dinero a las entidades sin necesidad de que éstas dejen tantos activos en «prenda» como antes.
Pero la medida estrella presentada por el BCE no está tanto en la reducción del descuento sobre las garantías, como en la clase de préstamos que ahora se aceptan como tal. La institución con sede en Fráncfort permitirá que los préstamos a grandes empresas, pymes y autónomos con garantías del Estado (como los avales del ICO que ha puesto en marcha el Gobierno en España) funcionen como colateral para acudir a sus inyecciones de liquidez. El BCE también aceptará como colateral los préstamos con peor calificación crediticia y los denominados en otra divisa distinta del euro.
«Los Gobiernos han eliminado el riesgo de crédito que asume la banca en la concesión de este tipo de préstamos y ahora el BCE ha eliminado el riesgo de liquidez. En esas condiciones, prestar a las empresas europeas no tiene casi ningún riesgo para las entidades, que deberían mantener el flujo de crédito», aseguran fuentes financieras.
Además, para garantizar que las entidades puedan acceder a la liquidez del BCE para cubrir el riesgo de cualquier préstamo, por pequeño que sea, la autoridad monetaria ha eliminado el volumen mínimo de los créditos que pueden utilizarse para acudir a su ventanilla, que antes se situaba en los 25.000 euros. Por último, concede una bula a la deuda soberana griega, que hasta ahora no podía utilizarse como colateral, y aumenta del 2,5% al 10% el volumen de deuda sin colateral que aceptará de una única entidad.
Estas medidas, aclara el BCE, son temporales y estarán en vigor únicamente mientras dure la crisis del coronavirus. Como garantía de ello, Lagarde ha decidido vincularlas a su Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP, por sus siglas en inglés), una herramienta presentada hace dos semanas y que prevé la compra de 750.000 millones de euros en deuda a lo largo de este año. Si para 2020 la economía sigue necesitando de la intervención del BCE, se ampliarán las compras y, por lo tanto, también las medidas sobre los colaterales.
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