La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos ha evitado que los tipos de interés entren en terreno negativo y los ha mantenido en el rango de entre el 0% y el 0,25% que se fijó en marzo, tras una reunión de urgencia que incluyó también inyecciones billonarias a los mercados. El comunicado del banco central norteamericano tras su encuentro de dos días no tiene, en todo caso, nada de ordinario y refleja la gravedad de una situación que ha provocado una parálisis casi total de la economía en todo el mundo y, en el caso de Estados Unidos, le ha llevado a su primera recesión en once años.
La Fed insistió en su compromiso de utilizar todas herramientas a su alcance «para apoyar la economía de Estados Unidos en este momento difícil, promoviendo así su máximo empleo y el cumplimiento de los objetivos de estabilidad de precios».
La Reserva Federal reconoce que el brote de coronavirus está causando enormes dificultades humanas y económicas, provocando fuertes caídas en la actividad y pérdida de empleo. El organismo que dirige Jerome Powell advierte, además, de que «la actual crisis de salud pública pesará mucho en la actividad económica, empleo e inflación a corto plazo, y plantea riesgos considerables a medio plazo», a lo que se añade una demanda más débil y precios del petróleo significativamente más bajos que están frenando la inflación.
De momento, Estados Unidos ha cerrado el primer trimestre con una caída del PIB del 4,8%, porcentaje que podría superar el 30% entre abril y junio. En las últimas cinco semanas, cerca de 30 millones de estadounidenses se han acogido a los subsidios de desempleo y se teme que la tasa de paro supere el 20%. La Fed insiste en que los tipos se mantendrán en el terreno de cero hasta que los expertos de la institución «estén seguros de que la economía ha resistido los acontecimientos recientes y está en camino de lograr su máximo empleo y estabilidad de precios».
Para determinar los próximos pasos, la Fed tendrá en cuenta una amplia gama de información, incluidas las condiciones del mercado laboral, los indicadores de presiones inflacionarias y expectativas de inflación y el análisis sobre desarrollos financieros nacionales e internacionales. Para apoyar el flujo de crédito a hogares y empresas, la Reserva Federal continuará comprando bonos del Tesoro y valores hipotecarios «en las cantidades necesarias para respaldar el buen funcionamiento del mercado». Desde mediados de marzo, el organismo ha destinado más de 2 billones de dólares a la adquisición de deuda pública y activos hipotecarios.
Además, mantendrá sus intervenciones diarias en el mercado de deuda para asegurar la liquidez del sistema. La crisis del coronavirus ha provocado que la Fed trascienda su papel tradicional de sostén de los mercados para tratar de apoyar todos los sectores de la economía. Hace dos semanas, anunció un nuevo plan de préstamos por valor de 2,3 billones de dólares que se destinará a Estados, ayuntamientos y pequeñas y medianas empresas.
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