Una hecatombe económica. Esa es, a grandes rasgos, la imagen que el Gobierno ha trasladado a Bruselas al remitirle su primera estimación oficial del impacto que la pandemia del coronavirus Covid-19, y las férreas medidas de confinamiento y contención desplegadas, dejarán sobre la actividad, el empleo y las cuentas públicas de España. Su previsión es que el PIB se contraiga un 9,2% en 2020, un desplome histórico que superaría en solo un año la erosión acumulada durante toda la crisis anterior, el -8,6% registrado de 2008 a 2013.
De momento, el INE ya registró el jueves una caída trimestral del PIB del 5,2% entre enero y marzo, un periodo en el que el estado de alarma y las medidas de excepción apenas estuvieron 15 días vigentes. Lo peor está por venir y así se lo traslada el Ejecutivo a la Comisión Europea, estimando un retroceso del 18,2% del PIB en el conjunto del primer semestre del año al que seguiría una reactivación económica que al cierre del ejercicio solo habría paliado la mitad del golpe.
A partir de ahí, “se prevé que el impacto del Covid sea en forma de V asimétrica” con un repunte de la economía al 6,8% y sin certezas de cuándo se recuperará la situación de partida, según detalló el viernes la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en la presentación pública del Programa de Estabilidad 2020-2023 y el Plan Nacional de Reformas enviados a la Comisión Europea en la madrugada anterior.
El empleo, a su vez, caería un 9,5% este año elevando la tasa de paro del 14% al 19%, lo que equivale a la destrucción de casi dos millones de puestos de trabajo, para recuperarse solo en parte en 2021, cuando el desempleo caería al 17,2%. “Los datos del empleo del segundo trimestre serán muy duros”, avanzó Calviño, defendiendo en todo caso que la articulación de los ERTEs como alternativa al despido ha hecho que el impacto en el mercado laboral haya sido menor al de otras crisis.
En la misma rueda de prensa, la ministra de Hacienda, y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, detalló que la respuesta a la pandemia supondrá un incremento de 10 puntos del gasto público, al 51,5% del PIB, y una caída de ingresos de 25.700 millones, hasta el 41,2% del PIB, lo que disparará el agujero fiscal este año del 2,8% al 10,34%, sumando 115.671 millones. Será, recordó, “el mayor déficit desde el 10,7% de 2012”. Como consecuencia, la deuda pública saltaría del 95,5% de 2019 al 115,5% en 2020.
En contra de lo habitual, el Gobierno no ofreció, sin embargo, proyecciones plurianuales sobre déficit ni deuda alegando que la incertidumbre que rodea a la pandemia hace difícil hacer estimaciones más allá de 2020. Algo que Bruselas ha aceptado excepcionalmente, según explicó Calviño, modificando las normas que rigen sobre estos documentos, “simplificando su contenido y centrándolo en el impacto del coronavirus”.
Las nuevas previsiones económicas del Gobierno, más duras que el -8% de PIB estimado por el FMI, han sido avaladas por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), organismo que vigila las cuentas públicas, que ve factibles las cifras oficiales pero alerta del riesgo de que la realidad acabe siendo más cruda. “No se pueden descartar escenarios más adversos derivados, principalmente, de la intensidad de la recuperación”, matizó el viernes en una nota, identificando “riesgos a la baja referidos, particularmente, a la posibilidad de que se materialicen escenarios epidemiológicos más adversos o daños más persistentes en la capacidad productiva de la economía y el empleo que dificultarían la recuperación proyectada para la segunda mitad de 2020 y para 2021”.
El propio Gobierno admite, en la documentación remitida a las autoridades comunitarias, que “no se descartan posibles nuevos brotes, particularmente a partir del otoño, a medida que bajen las temperaturas”. Además, asume que la pandemia podría provocar un “repliegue proteccionista”, elevando las “tensiones comerciales y una mayor apuesta por los sectores nacionales”, perjudicando las exportaciones españolas.
Frente a estos riesgos, Calviño defendió el “rápido y contundente” plan de choque socioeconómico del Gobierno para atender a pymes, autónomos y colectivos vulnerables. Si España sufrirá uno de los mayores embistes económicos del virus, justificó, es porque también es uno de los países más golpeados por la enfermedad y ha debido responder con más severos protocolos de confinamiento, reducción de la movilidad y restricción de la actividad que solo ahora comenzarán a revertirse.
“El Covid ha puesto fin a un periodo de crecimiento iniciado en 2014” y no está claro cuánto tiempo costará recuperar el terreno que se acabe perdiendo, dijo Calviño, que se mostró dispuesta a explorar la posibilidad de acudir al mecanismo de rescate europeo, el MEDE, una vez se conozca si las condiciones financieras que fije la UE lo hacen atractivo para ayudar a pagar la factura que afronta España.
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