El Parlamento Europeo tiene previsto aprobar este viernes con una abrumadora mayoría, reservada solo para las grandes iniciativas de consenso, una resolución a favor de un gran fondo de reconstrucción para los países y sectores más afectados por la covid-19. El texto no es vinculante. Pero supone una potentísima advertencia política a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a quien el Parlamento acusa abiertamente de querer conformarse con cifras de relumbrón para un fondo sin potencia de fuego real.
El texto ha sido pactado nada menos que por los cinco grandes grupos del hemiciclo, tanto por los tres que en su día secundaron a regañadientes el nombramiento de Von der Leyen (populares, socialistas y liberales) como por otros dos mucho más críticos con la presidenta alemana (verdes y conservadores euroescépticos). Los grupos que se han quedado fuera (Izquierda Unitaria y eurófobos) presentaron este jueves enmiendas pero todas fueron rechazadas, lo que despeja la tramitación del proyecto. Fuentes parlamentarias calculan que se aprobará este viernes con hasta el 80% de votos favorables.
El proyecto de resolución “pide a la Comisión que presente un paquete de recuperación masiva” que “se financie a través de la emisión de bonos a largo plazo”. El texto no cifra el montante del fondo. Pero señala que el objetivo debe ser la movilización de hasta dos billones de euros entre capital público y privado.
Pero la trascendencia política del texto no es tanto la ambición presupuestaria del Parlamento, de sobra conocida, como las serias advertencias que dirige a la Comisión, en un tono tan agresivo como poco habitual entre las instituciones. El Parlamento teme que la Comisión recurra a fórmulas alambicadas de multiplicación y duplicación de recursos para llegar a un fondo con los pies de barro pero aparentemente multibillonario.
El texto del Parlamento señala “la necesidad de preservar la credibilidad de la Unión y alerta a la Comisión contra la utilización de ingeniería financiera y multiplicadores dudosos para anunciar cifras ambiciosas”. El documento llega a hablar de “cifras globales engañosas”, en evidente alusión a las primeras que puso en circulación por la Comisión, que apuntan a una movilización de hasta 1,6 billones de euros, aunque a base de apalancamientos y multiplicadores de inversión.
“El Parlamento envía un mensaje claro y unido a la Comisión”, señala el eurodiputado socialista Jonás Fernández. “Y le pedimos a Von der Leyen que deje de enredar con algunos Gobiernos y busque una alianza con el Parlamento. No puede seguir así”, añade Fernández.
La participación española en la elaboración del proyecto ha sido considerable, a tono con el interés de España en un fondo que podría mitigar el amplio endeudamiento que puede provocar la pandemia. Además de Fernández, la eurodiputada socialista Eider Gardiázabal también ha estado muy involucrada en la formación de un consenso de gran amplitud. Y por parte del grupo liberal Renew ese papel le ha correspondido al eurodiputado Luis Garicano.
“Somos duros con la Comisión”, admite Garicano. “Pero es factible tener un plan ambicioso y es financieramente posible”, añade el representante de Ciudadanos. Gardiazábal, por su parte, destacaba durante su intervención del jueves en el pleno el enorme esfuerzo que ha requerido unir a grupos políticos tan dispares, con diputados de todas las latitudes en cada uno de ellos. “Hemos negociado durante seis días sin descanso”, señaló la socialista. “Un acuerdo de cinco grupos sobre temas económicos es casi un milagro”.
El inesperado milagro parlamentario deja aún más acorralada a una Von der Leyen que lleva todo el mes de mayo intentando presentar su proyecto de Fondo de Recuperación. Su intención inicial era hacerlo a primeros de mes, una previsión que solo sirvió para dejar claro que la presidenta de la Comisión todavía no controla el tempo de la institución que dirige desde hace seis meses. Ahora hay incluso dudas de que logre rematarlo antes del día 20 de este mes.
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