El Ejecutivo no está dispuesto a acelerar el proceso de desescalada, pese a la presión que están metiendo otros países competidores, como Italia o Grecia, que ya han puesto fecha para la vuelta del turismo extranjero. Italia lo hará el 3 de junio y Grecia el 1 de julio. España lo hará cuando decaiga el estado de alarma, fecha en la que las restricciones a la movilidad y al tránsito de viajeros de otros países acabará, algo que no sucederá probablemente hasta julio. «Tenemos que ir con mucho cuidado sobre cómo la persona que viene no corre riesgo, porque llega a un destino seguro, y al mismo tiempo no supone un riesgo para la población local. Nuestra idea es que podamos trabajar sobre orígenes y destinos seguros más bien pensando en el mes de julio que en el de junio», sostuvo Teresa Ribera, vicepresidenta cuarta del Gobierno.
La ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico aseguró que una prematura apertura masiva sería una «irresponsabilidad» que podría poner en riesgo a la población española. Y para ello puso como ejemplo los rebrotes que se han vivido en otros países en los que supuestamente se había controlado la pandemia como China, Corea del Sur o Singapur, como consecuencia de los casos importados. «Eso no lo queremos para nuestra población. Los datos que son extraordinarios en las islas Canarias, Baleares o Andalucía nos ofrecen seguridad hoy, cuando no hay movilidad entre provincias, cuando no vienen personas que pudieran estar potencialmente contagiadas. Si se abre masivamente podríamos estar incurriendo en una irresponsabilidad», advirtió.
Un escenario que no es compartido por las grandes organizaciones empresariales, que presionan para acelerar la vuelta a la normalidad, siempre tratando de garantizar la salud de trabajadores y clientes en hoteles, bares, restaurantes, agencias de viajes u ocio. Juan Molas, presidente de la Mesa de Turismo, en la que están representados 48 socios (entre ellos Iberia, Palladium, Alsa, Politours, Globalia, Value Retail, CEAV, Ifema, Balearia o Binter), ha reclamado esta mañana en un comunicado que la llegada de la nueva normalidad se adelante al 15 de junio. «Perder la temporada de verano sería una completa calamidad», recalca.
En su opinión, España debe tener la posibilidad de activarse, «dando las máximas posibilidades a sus ciudadanos para retomar los viajes y a todos los turistas extranjeros de disfrutar nuevamente de sus vacaciones en España como están acostumbrados a hacerlo. Lo hemos dicho antes e insistimos: con todas las garantías sanitarias que estamos en perfectas condiciones de ofrecer, debemos volver a la actividad sin más dilación», aseguró.
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