El supervisor estima que la economía se contraerá entre un 16% y un 21,8% en el segundo trimestre tras haber caído un 5,2% en el primero. El déficit público se dispararía a una horquilla de entre el 9,5% y el 11,2%, mientras que la deuda pública rondaría entre el 115% y el 120%. La tasa de paro podría alcanzar el 24,7% en 2021, unos niveles inéditos desde 2014.
El Banco de España sigue modulando sus pronósticos sobre la economía española en un entorno marcado por la fuerte incertidumbre respecto a la evolución de la pandemia del coronavirus, algo letal para el consumo de hogares y empresas y, por tanto, para la actividad económica. De ahí que sus previsiones no vayan precisamente a mejor.
La institución que gobierna Pablo Hernández de Cos baraja tres escenarios y ninguno de ellos es especialmente halagüeño: el PIB de España caería un 9% en 2020 en un escenario de recuperación temprana y hasta un 15,1% en la peor de las hipótesis, ante posibles rebrotes de la infección que obligasen a nuevos «confinamientos estrictos adicionales», ya que «aunque el conocimiento alcanzado sobre el comportamiento de la enfermedad está avanzando con rapidez, existen todavía aspectos relativamente desconocidos que podrían conducir a una evolución epidemiológica más adversa». En el planteamiento central que maneja el supervisor, de recuperación gradual, la contracción sería del 11,6%.
Estas cifras suponen un notable empeoramiento respecto a los pronósticos realizados hace apenas un mes y medio, cuando el Banco de España preveía un descenso de entre el 6,6% en 2020 en el escenario más benévolo y del 13,6% en el más desfavorable, aunque el pasado 18 de mayo el propio gobernador, Pablo Hernández de Cos, ya acotó la horquilla a un desplome de entre el 9,5% y el 12,4% durante su comparecencia en el Congreso, eliminando el pronóstico más leve del 6,6% por considerarlo poco realista.
En los tres nuevos escenarios, la actividad repuntaría con relativa fuerza en 2021, entre el 6,9% en el escenario de mayor riesgo y el 9,1% en el de recuperación gradual, pero sería una reactivación incompleta ante la magnitud de los destrozos de la pandemia, que, según el Banco de España, provocará un desplome «sin precedentes» del PIB de entre el 16% y el 21,8% en el segundo trimestre del año tras haberse contraído un 5,2% en el primero.
Aunque ningún país europeo ha esquivado el zarpazo del Covid-19, el supervisor advierte de que «España se encuentra entre los países del área del euro que presumiblemente se verán más afectados, como resultado tanto de las medidas de confinamiento más estrictas desplegadas hasta el momento como también a consecuencia de algunas características estructurales de su economía», en alusión a la dependencia de la economía española del sector turístico, uno de los más golpeados por la crisis, y a un tejido empresarial con una abultada proporción de empresas de pequeño tamaño y, por ende, con mayores dificultades para acceder a las fuentes de liquidez. En este sentido, el Banco de España estima que el desplome del PIB en España será alrededor de 3 puntos porcentuales superior al promedio de la zona euro, aunque, como contrapartida, cree que la recuperación será más intensa en la economía española que entre los socios europeos.
En este contexto, el impacto sobre el empleo será muy fuerte, con una tasa de paro que, en el mejor de los casos, será del 18,1% este año y del 23,6% en el peor, aunque el punto álgido en el avance del desempleo podría registrarse en 2021, con una tasa de parados del 24,7% en la peor de las hipótesis. El gran freno de la economía española este año será la caída del consumo privado, cuya desplome fluctuará entre el 9,1% y el 11,2%, y que solo se verá parcialmente compensado por el ingente consumo público, que crecerá entre 4,4% y el 4,6%. Ante este panorama, el Banco de España estima que la demanda nacional restará entre el 8,5% y el 10,8% al crecimiento este año antes de retornar a tasas positivas en 2021 y 2022.
Ante el ingente gasto público para paliar los efectos de la pandemia, el déficit y la deuda pública se catapultarán hasta niveles inéditos desde la crisis financiera. El Banco de España estima que el déficit oscilará entre el 9,5% y el 11,2%, unos porcentajes que podrían ser mayores ya que, por ejemplo, las proyecciones del supervisor no recogen la nueva renta mínima, aprobada después de la elaboración de estos pronósticos. Habría que esperar hasta 2022 para ver reducirse este desfase hasta el 4,8% en el mejor de los casos.
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