La colocación del nuevo bono español a 20 años ha sido todo un éxito. BBVA, Crédit Agricole, Citi, Goldman Sachs, Morgan Stanley y Natwest han recabado órdenes por más de 78.000 millones de euros y han vendido 12.000 millones de un bono que vencerá en octubre de 2040. La prima final se ha reducido debido a la fuerte demanda a 28 puntos básicos por encima de la rentabilidad del bono a 15 años, frente a los 30 que comenzaron ofreciéndose.
No existe actualmente en vigor ninguna obligación española con una duración de 20 años. Las más cercanas son una que expira en julio de 2037 y que paga en el mercado secundario un 1,2%, y otra que vence en octubre de 2050 con una rentabilidad del 1,4%. Finalmente el rendimiento de esta emisión es del 1,25%, frente al 1,85% previsto inicialmente, y pagará un cupón del 1,2%.
El Tesoro ha acelerado la financiación con el lanzamiento de dos emisiones sindicadas desde que se declaró el estado de alarma. La primera fue el 24 de marzo, cuando el organismo de financiación del Estado colocó 10.000 millones de euros a siete años con una demanda que multiplicó el importe vendido por 3,6 veces. El precio fue del 0,84%.
La segunda tuvo lugar el 22 de abril, y entonces logró la proeza de vender 15.000 millones de euros, lo nunca visto, a un plazo de 10 años. La demanda rozó los 100.000 millones de euros y la avidez extranjera estuvo fuera de toda duda.
El Tesoro español no ha sido el único en apelar este martes a los mercados de capitales. Reino Unido, Irlanda y Grecia también han emitido bonos sindicados. Y en todos los casos la emisión se ha cerrado con un éxito similar a la española. Irlanda atrajo 69.000 millones de euros, por 78.000 millones de la británica (70.000 millones de libras) a 30 años. Alemania y Finlandia, además, han anunciado que preparan sus propias colocaciones, a 30 y 20 años, respectivamente.
La subasta española ha tensionado la deuda del resto de países de la Europa periférica. La rentabilidad del bono italiano escala seis puntos básicos, hasta el 1,46%, por cinco puntos del español, que se sitúa en el 0,6%. La deuda alemana o francesa permanece sin apenas cambios.
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