El Gobierno ha decidido finalmente poner coto a los llamados créditos revolving, una especie de préstamos al consumo usualmente ligados a las tarjetas que permiten establecer cuotas mensuales tan bajas que sus elevados intereses pueden convertir la deuda en perpetua. Para tratar de atajar los abusos cometidos por la banca en este campo, ya castigados por el Tribunal Supremo, que ha tachado los intereses de abusivos, y advertidos por el propio Banco de España, que ha alertado de los riesgos de endeudarse de por vida, el Ministerio de Economía ha tomado cartas en el asunto.
Lo ha hecho a través de una orden ministerial, publicada este lunes en el Boletín Oficial del Estado, mediante la cual el Gobierno eleva la vigilancia sobre la publicidad de estos productos e impone un mayor control de la solvencia de los clientes a la banca. Aunque no va tan lejos como otros países vecinos, como Portugal que ha limitado el tipo de interés máximo que la banca puede fijar a este tipo de créditos, el Gobierno confía en que el incremento de la transparencia que introduce, consensuado con el supervisor y las entidades del sector, permita reducir los excesos cometidos en el pasado y la litigiosidad que han despertado.
Para ello, el departamento que dirige la vicepresidenta Nadia Calviño ha trabajado en dos terrenos en paralelo. En primer lugar, en el de la transparencia, con el objetivo de que el cliente sepa siempre exactamente qué está firmando y el coste que le supondrá solicitar una línea de financiación de este tipo. Así, se exigirá a la banca que ofrezca una información más clara sobre el producto y su funcionamiento en la publicidad que emita al respecto; se le pedirán detalles adicionales en la fase precontractual y deberá informar al cliente de las condiciones de la fase postcontractual.
La idea es que el consumidor reciba ejemplos concretos del funcionamiento del crédito en función de las cuotas que acepte devolver mensualmente para que conozca el enorme grado de oscilación en el coste final que afronta en función de si decide pagar al mes unos pocos euros más. Uno de estos ejemplos representativos sería el de un crédito de 1.500 euros a un tipo de interés del 19%. Con una cuota mensual de 45 euros se devolvería en cuatro años con un coste de 649 euros en intereses. En el caso de una cuota de 30 euros, se acabarían abonando 1.451 euros en intereses, prácticamente lo mismo que el conjunto del préstamo y 800 euros más que con la otra cuota.
En segundo término, Economía eleva el análisis de solvencia que las entidades deben de llevar a cabo para evitar que sus clientes acaben sometidos a un endeudamiento insostenible. En concreto, deberán verificar la capacidad del cliente para hacer frente al crédito en cuatro años a un tipo del 25% anual.
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