La pandemia de coronavirus ha trastocado todos los planes del primer Gobierno de coalición de la democracia. Apenas dos meses después de comenzar la legislatura, que arrancó gracias a un acuerdo programático pactado por PSOE y Unidas Podemos, las prioridades cambiaron por completo para enfocarse en la crisis sanitaria. El impacto de este contratiempo hace que el Gobierno decida posponer algunos de los puntos clave acordados en la investidura, como las reformas en materia fiscal, que, según la Ministra de Hacienda, María Jesús Montero, estarán condicionadas a la evolución de la economía.
En concreto, Montero afirmó en una entrevista con Efe que la situación económica podría retrasar algunas subidas de impuestos, aunque se buscará la “progresividad” del sistema fiscal. Ello partiendo de que el consenso al que se llegó para investir a Pedro Sánchez contemplaba, entre otras cosas, la subida del IRPF para las rentas superiores a 130.000 euros y la reforma del impuesto de Sociedades, con el objetivo de implementar un tipo mínimo del 15%, que se ampliaría hasta el 18% para la banca y las empresas de hidrocarburos.
Así, parece que estos cambios tributarios tendrán que esperar, también por la necesidad de llegar a acuerdos con el resto de fuerzas políticas que garanticen la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2021, lo que supone otro condicionante para cumplir el programa de investidura. La ministra y portavoz del Ejecutivo avanzó que como “carta de presentación” a las formaciones se expondrá el acuerdo económico pactado con Unidas Podemos, pero también aseguró que “hay que ser inteligentes” y acompasar ese pacto al ritmo que marque la economía para llevar acabo las medidas en el momento más adecuado, “de aquí a 2021 o más adelante”.
Montero explicó que en materia fiscal se acometerán novedades a dos velocidades. Por un lado, cambios tributarios a corto plazo que contemplarán los Presupuestos y que perseguirán la progresividad del sistema, para los que se negociará con la oposición; y por otro, cuando el crecimiento esté asentado, una profunda reforma fiscal centrada en la revisión del impuesto de Sociedades, del IVA y de las deducciones de algunos impuestos, así como en “figuras tributarias nuevas” adaptadas a la transformación ecológica y a la nueva economía.
En este sentido, aprobar los Presupuestos no será fácil, puesto que la filosofía tanto del PP como de Ciudadanos se centra en bajar impuestos, y conseguir el apoyo del principal partido de la oposición será fundamental para sacar adelante con facilidad las cuentas públicas. Por ello, el Gobierno, además de buscar su conformidad en materia fiscal, podría atraer al PP renunciando a derogar los aspectos más lesivos de la reforma laboral a corto plazo, ya que, según declaraciones previas de la ministra, el proceso de acometer la contrarreforma también se adaptará a las circunstancias motivadas por la crisis.
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