El 94% de los habitantes del mundo reside en países en los que se ha establecido algún tipo de cierre de lugares de trabajo. Esto ha disparado el número de horas de trabajo perdidas en los mercados de trabajo mundiales un 17% en el segundo trimestre respecto a finales de 2019, lo que equivale a casi 500 millones de empleos a tiempo completo, según la última actualización del observatorio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el impacto laboral de la pandemia de Covid-1.9
Esto supone una mayor pérdida de horas respecto a la previsión de caída del 14% (400 millones de empleos equivalentes a tiempo completo) estimado en la quinta edición del Observatorio de la OIT de junio pasado. Los países de ingreso mediano bajo son los más afectados, al registrarse en ellos una pérdida de horas de trabajo de alrededor del 23,3% (240 millones de empleos equivalentes a tiempo completo) en el segundo trimestre de este año.
Y las perspectivas para el tercer y cuarto trimestre no son mucho mejores, ya que la OIT prevé que la pérdida de horas de trabajo por el cierre de actividades causado por la pandemia sea del 12% (lo que equivaldría a 345 millones de empleos a tiempo completo menos) entre julio y septiembres; y del 8,6% (los 245 millones de empleos) en los últimos tres meses de 2020.
Este elevado número de horas de trabajo que se han dejado de realizar ha propiciado asimismo a una notable pérdida de ingresos provenientes del trabajo, advierten desde este organismo internacional. Concretamente, calculan que la pérdida de ingresos a escala mundial a lo largo de los tres primeros trimestres de 2020 (sin tener en cuenta la aplicación de medidas para sustentar esos ingresos) se eleva al 10,7%, con respecto al mismo periodo de 2019), lo que corresponde a casi tres billones de euros (3,5 billones de dólares estadounidenses) que, a su vez, equivale al 5,5% del PIB mundial para los tres primeros trimestres de 2019.
Si bien, desde la OIT admiten que esta situación se ha producido a pesar de que muchos países han aplicado un amplio conjunto de medidas fiscales a gran escala para hacer frente a la crisis, y en particular, sustentar los ingresos y las empresas. Así, según diversas estimaciones, cada aumento de los incentivos fiscales del 1% del PIB anual, en promedio, ha permitido mitigar la pérdida de horas de trabajo en 0,8 puntos porcentuales en el segundo trimestre de 2020. Por ello, de no haberse aplicado ninguna medida de incentivo fiscal, dicha pérdida de horas de trabajo habría sido del 28%, en promedio.
Los expertos de esta organización alertan de que esta pérdida de horas de trabajo se traduce también en un aumento del desempleo, pero, sobre todo, incrementa la inactividad (personas que ni tienen empleo ni lo buscan). Por ello alertan de que las políticas económicas deben abordar especialmente este aspecto de la crisis laboral mundial.
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