El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, asegura que el Gobierno está “teniendo en cuenta las opiniones” de la patronal. “La opinión de los empresarios tiene peso”. Asimismo, defiende que “no es el momento de subir impuestos y tampoco de bajarlos”.
En una entrevista ayer en El Correo, señala que tampoco es momento de “bajar las cotizaciones sociales. Además de que hay que darle varias vueltas a la eficiencia del gasto público, hay que matizar muy bien esto de la presión fiscal”, indica, al tiempo que considera que el problema fiscal de España “no es de impuestos bajos sino de fraude, de economía sumergida”.
En cuanto al acuerdo alcanzado esta semana para prorrogar los ERTE, afirma que en lo que respecta a los empresarios su empeño era que no se podían quedar fuera sectores que “lo están pasando muy mal en la pandemia: el turismo, el comercio, la hostelería, el ocio nocturno… Hay muchas actividades que no podían quedar fuera del ámbito de protección”. Recuerda que en el caso de Alemania se mantendrán hasta el diciembre de 2021 y considera “ingenuo” pensar que los bares pueden solucionar su problema si los ayuntamientos les permiten instalar terrazas.
No obstante, reconoce que si la situación continúa “mucho tiempo así” se verán “muchos ajustes de plantillas” y en el caso específico del turismo muestra su preocupación por la campaña de invierno de Canarias. “Hay que hacer un trabajo muy intenso para salvar eso. PCR a la entrada y a la salida, corredores seguros, ofrecer garantías a alemanes e ingleses en materia de asistencia sanitaria. Lo que sea”, defiende.
Asimismo, cree que estaría bien reconocer que se cuenta con los ERTE “gracias a esa reforma laboral que tanto se critica por parte de algunos”. Tras manifestar que la patronal estaría dispuesta a revisar muchas cosas, incide en que en España ha habido 40 reformas en ese ámbito. “Claro que se puede hacer otra”, pero se hace “demasiado anuncio grueso sobre este tema”.
A Garamendi le preocupa “la imagen de inestabilidad y de falta de confianza que transmite España” por las especulaciones sobre la legislación laboral. “Los inversores internacionales nos siguen con lupa y esos mensajes no son precisamente un impulso para la inversión. La mera especulación de contrarreforma laboral ya es un freno para el crecimiento”.
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