La Seguridad Social ha dado un paso más para que las cotizaciones de los autónomos se fijen en función de sus ingresos y no según una base escogida por el propio trabajador. El departamento que dirige José Luis Escrivá está cruzando datos con Hacienda para fijar un nuevo sistema que establecería varios tramos, como sucede con el IRPF. Un 85% de ellos cotiza por la base mínima (944 euros), un suelo más bajo que el de otros regímenes, como el de asalariados, en el que la base más baja es de 1.108 euros al mes (el equivalente al salario mínimo en 12 mensualidades).
Esta vez parece que la Seguridad Social sí que va en serio para implantar un sistema de cotización para los autónomos que acerque lo que pagan al instituto previsor a sus ingresos reales, según adelantó este lunes la Cadena SER. En el departamento que dirige José Luis Escrivá apuntan que no hay nada concreto todavía, pero también añaden que el cambio que preparan “no sería brusco” y pretende ser sencillo. Le dan importancia a esto último porque creen que un sistema muy complejo administrativamente dificultaría los trámites a los autónomos y podría llevarlo al fracaso.
La Seguridad Social añade otro elemento adicional: el final de los trabajos del Pacto de Toledo. Esta reforma entraría en las recomendaciones de esta comisión parlamentaria, que ya ha apuntado en esa dirección en sus borradores de conclusiones, aunque aún sin los textos definitivos.
Como norma general, los autónomos ahora cotizan según la base de cotización que ellos eligen. Aunque hay algunos matices. El cambio a un sistema en que lo que pagan se acerque a lo que ingresan se debate desde hace años en el Congreso y entre las asociaciones que velan por los intereses de este colectivo. Hace un par de años, cuando se aumentó un 22,3% el salario mínimo (que es el ancla de la base mínima de cotización en el régimen general) esta opción cogió fuerza. Las asociaciones de autónomos rechazaron un incremento igual al del SMI. Hasta entonces, también el SMI era la referencia de la base de cotización más baja de este régimen.
Finalmente, hubo cambios y un aumento en lo que se cotizaba, pero muy lejos de ese incremento del 22,3%. A cambio hubo un compromiso por parte de todos —Seguridad Social y asociaciones de autónomos— de ponerse a trabajar en un sistema que aproximara lo cotizado a lo ingresado. Llegaron las elecciones y el bloqueo político, y el asunto quedó parado.
El ministerio que dirige José Luis Escrivá retoma ahora el tema, como él mismo señaló en su última comparecencia ante el Pacto de Toledo en septiembre. En este departamento añaden, además, que su pretensión inicial era comenzar a hablarlo con las asociaciones de autónomos hace semanas, pero que las reuniones que han tenido con ellas se han concentrado en las ayudas aprobadas para el colectivo por la pandemia. El mecanismo que se esboza sería similar al de la Agencia Tributaria con el IRPF, es decir, por tramos de renta.
El presidente de ATA, Lorenzo Amor, advirtió este lunes que ahora no es el momento: “No vamos a apoyar ningún cambio en el sistema de cotización de los autónomos que implique un aumento de las cuotas. Ni es el momento, ni pueden los autónomos, que están asfixiados”. Esta asociación de trabajadores por cuenta propia, la más grande e integrada en CEOE, nunca ha sido una firme partidaria de este tipo de cotización. No lo rechaza, pero suele argumentar, como hizo este lunes Amor, que no es “factible” porque no existen ni los medios ni los procesos para determinar los ingresos reales. Sí que lo defienden otras asociaciones, como UATAE y UPTA.
“Celebramos que un Gobierno lleve al fin una de las reivindicaciones históricas del colectivo, que es tener un sistema de protección solidario. Es importante que salgamos del cuarto de la precariedad y entremos definitivamente en el Estado del bienestar y esta medida es un paso fundamental para ello”, celebró María José Landaburu, secretaria general de UATAE. “Valoramos muy positivamente el cambio. El sistema actual es injusto, puesto que a las rentas de trabajo con mayor grado de debilidad se les perjudica, ya que tienen que hacer un esfuerzo contributivo por encima de sus posibilidades”, añadió Eduardo Abad, presidente de UPTA.
El 85% de autónomos cotizan en la actualidad por la base mínima. Esto, en un sistema contributivo como el español, se traduce en niveles de protección más bajos cuando llega el momento de recurrir a las prestaciones. Un ejemplo de esto se ha visto durante la pandemia, al cotizar la mayoría de ellos por esa base mínima, la ayuda extraordinaria que han percibido se ha quedado en muchísimos casos en el 70% de esa base de cotización, 660 euros.
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