El pacto por el que ERC apoyará los Presupuestos de 2021 a cambio de que el Gobierno impulse una armonización fiscal entre las comunidades autónomas ha puesto el foco en dos regiones que representan los dos extremos del debate: Madrid y Cataluña. La primera por hacer gala de una política de impuestos bajos, con el tipo de IRPF autonómico más bajo y las mayores bonificaciones sobre tributos cedidos, y la segunda, por imponer los tipos más altos sobre la renta y liderar la presión fiscal en impuestos bajo su gestión.
Las arcas madrileñas, no obstante, acaban ingresando más en los grandes impuestos debido, en buena medida, a la mayor concentración de rentas altas de la región. Un factor que es a la vez el argumento de uno y otro bando para defender su postura. Así, mientras los Gobiernos madrileños del PP defienden que su política de impuestos bajos atrae talento y genera riqueza, los partidarios de imponer reglas tributarias homogéneas acusan a la comunidad de aprovechar su capitalidad para practicar una competencia tributaria desleal, ‘robándoles’ a sus contribuyentes más pudientes.
“Si hay menos impuestos, hay más empleo y más recaudación”, defendió ayer, desde Barcelona, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que acusó al Ejecutivo central de “enfrentar a territorios”. La respaldó el presidente del PP, Pablo Casado, que prometió que sus regiones van a “dar batalla” para “seguir bajando impuestos”. La armonización fiscal, defendió de otra parte la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, es necesaria para solventar “situaciones de asimetría y desajuste” en el principio de igualdad entre españoles. A su vez, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, considero que la medida mejoraría la igualdad del mercado interno.
“Que una región tan importante como Madrid esté viviendo prácticamente en el dumping fiscal es una mala noticia para los que creemos en la solidaridad mediante impuestos”, agregó por su parte el diputado de en Comú Podem, Joan Mena, que sostuvo que el “secesionismo fiscal” de Madrid está provocando una “crisis territorial”. A su vez, el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique, estimó que la homogeneización fiscal elevaría la recaudación de Madrid en 500 millones, mientras que la Consejería de Hacienda de esta comunidad teme que igualar sus impuestos a los de regiones socialistas suponga un alza tributaria de 5.900 millones.
La fiscalidad de la Comunidad de Madrid, que cuenta con exenciones y bonificaciones en varios impuestos de su competencia, provoca un efecto multiplicador de la recaudación. Según los economistas y fiscalistas, la estrategia fiscal madrileña no está configurada como un «paraíso fiscal», puesto que las figuras más favorecidas por su regulación -en concreto, el Impuesto sobre Patrimonio (IP) y el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (ISD)- no existen en la inmensa mayoría de los países del entorno.
Habrá que esperar al próximo año para ver cuál es el planteamiento concreto del Ejecutivo en este terreno. De momento, las cifras revelan enormes diferencias en la aplicación de los tributos cedidos. Madrid, por ejemplo, no aplica el impuesto de Patrimonio, mientras que en Cataluña recauda más de 500 millones, la mitad del ingreso nacional. Desde 2015, Cataluña también recauda más por Sucesiones (559 millones en 2019) que Madrid, que viene elevando la bonificación entre familiares cercanos (y obtuvo 455 millones el año pasado). La Generalitat también ingresa más que el Ejecutivo de Ayuso en Transmisiones Patrimoniales (1.525 frente a 1.162 millones, respectivamente); Actos Jurídicos Documentados (567 frente a 398 millones); y tasas de juego (224 frente a 148 millones). El pasado año, el conjunto de tributos cedidos dejó 3.431 millones en Cataluña y 2.166 en Madrid.
Pese a esta clara diferencia, los tributos cedidos quedan eclipsados por las cifras de IRPF. Con el tipo marginal más bajo del país, del 43,5%, y menos contribuyentes (3,37 millones), en 2018 Madrid recaudó 21.420 millones frente a los 18.452 de Cataluña, que aplica el marginal más alto, del 48%, y sumaba 3,65 millones de contribuyentes. En buena medida, la explicación radica en que Madrid concentra el 50% de las rentas altas del país, frente al 25% de Cataluña. Así, el madrileño tributa de media 8.381 euros al año y el catalán, 6.907.
En paralelo, se da la circunstancia de que en los últimos años la economía madrileña ha sorpasado a la catalana como la primera del país, mientras que Cataluña ha acusado la factura del proceso, que provocó la salida de miles de empresas de la región por la inseguridad jurídica que rodeó el amago de declaración de independencia del Govern.
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